Creamos este blog de blogs coa intención de que sexa un espazo útil para tod@s docentes, pero en especial para @s estudantes do segundo curso de Educación infantil. Nel recolleranse recursos para traballar a Educación para a saúde no aula. Ao ser un blog colaborativo o resultado final resultará da suma e da interrelación do traballo de tod@s. A opinión d@s lector@s tamén é importante; esperamos que as compartades deixando algún comentario.
Un saúdo.
Interesante moraleja para cualquier profesor, ya sea un maestro experimentado o inexesperto. Los educadores tienden a caer en el error de estar siempre presente cuando los alumnos realizan cualquier acción, intentando ayudarles, pero es necesario que los niños aprendan por sí solos a hacer las actividades de aula, como puede ser: lavarse los dientes, atarse los cordones, abrocharse un botón etc...
Las experiencias propias son las que permiten que los alumnos aprendan, no solo tienen que ver como se hacen las cosas sino que es preciso que las realicen ellos solos, sin necesitad de ayuda alguna. De este modo llegamos a la conclusión de que el maestro es un "guía" alguien que debe servir de modelo a la hora de actuar y de hablar dando un buen ejemplo de conducta a sus discípulos y observándolos desde cerca. Los niños y niñas lo imitarán y por ello, el maestro, debe comportarse de una forma adecuada en todo momento, resolviendo los conflictos que puedan surgir en el aula de una forma pacífica y activa.
Es preciso destacar que la observación de las actitudes de los niños es algo sumamente útil ya que ayudará a descubrir problemas o dificultades de aprendizaje o simplemente aficiones que no conocíamos. De este modo nos damos cuenta de que cada niño es un mundo y precisa una serie de atenciones distintas.
Por otro lado es imprescindible que el maestro muestre interés hacia sus alumnos cuando estos hablan dentro o fuera del aula. La atención y el interés harán que el niño se sienta seguro de sí mismo y capaz de afrontar cualquier problema o difícil situación sin la necesidad de ningún apoyo.
El mensaje transmitido por el cuento refleja una gran verdad que se da en el ámbito de la educación y de la que nosotros somos testigos. La mayoría de las veces los educadores prefieren anticiparse a las acciones de los niños y decidir por ellos; pues las tareas se terminan antes y las probabilidades de que haya equivocaciones o que los pequeños se hagan daño son prácticamente nulas. Pero tenemos que pensar que de los errores también se aprende, que siempre debe haber una primera experiencia de la que aprender y sacar nuevas conclusiones. No podemos darles a los niños todo hecho, protegiéndolos y aislándolos en una especie de burbuja de las difíciles decisiones y los posibles conflictos que se les pueden presentar en un futuro. Sólo los prepararemos para ese futuro si les damos nuestro voto de confianza para que tomen sus propias decisiones y realicen cosas ellos solos. De esta forma los niños tendrán la oportunidad de experimentar por ellos mismos, de fallar o de acertar; su aprendizaje se irá construyendo a partir de sus propias experiencias. Porque nosotros para llegar a ser independientes y autónomos también hemos necesitado pequeños votos de confianza y que nuestras opiniones fuesen valoradas y respectadas. Hemos tenido también fallos; y nuevas oportunidades para rectificar. Además no debemos olvidar que una mayor autonomía en el niño favorece su buena autoestima, es decir, que se sienta útil, capaz y valioso. Para fomentar todo esto desde un principio, los educadores deben dejar que los niños aprendan a ser autónomos a la hora de desarrollar pequeñas actividades diarias (colocar, recoger, poner la mesa…), ya sea en casa, en la guardería o en el colegio.
La educación, como bien dice el texto, pretende que el individuo alcance su mayor desarrollo en todos los aspectos de su personalidad a lo largo de toda su vida. En otras palabras, la educación busca el desarrollo integral de las personas.
El problema es que, en la gran mayoría de situaciones, el sistema educativo no responde a la finalidad que ha creado. Para formar personas de manera integral, teniendo en cuenta todas sus capacidades, será necesario formar personas autónomas, personas con capacidad crítica, personas que tengan la posibilidad de decidir, de tomar riesgos. ¿Hace esto el sistema? ¿Hacemos esto la gran mayoría de docentes? ¿Por qué?
Voy a dejar las dos primeras preguntas sin responder porque considero que es algo que todos debemos plantearnos de forma individual, aunque sí voy a intentar contestar a la última.
En cuanto al sistema, es mejor que las personas no decidan, así siempre se puede ejercer control sobre ellas. En cuanto a los docentes, quizás sea el miedo, quizás sea la incapacidad para desligarse complemente de la necesidad de proteger al alumnado, quizás sea la obligación de cumplir con una serie de objetivos que a él/ella también le vienen impuestos.
El relato del halcón me ha hecho reflexionar mucho sobre lo que los docentes debemos o no debemos hacer. Siempre intentamos apoyar a nuestros alumnos/as en todos los aspectos de su vida cuando, a veces, sería mejor dejarles volar un poco solos. No se trata de dejarlos acercar a problemas graves, pero un error no será el fin del mundo.
Si el niño es capaz de hacer algo solo, dejemos que lo haga, no intentemos atarlo, no persigamos que siga dependiendo de nosotros para sentirnos mejores. En vez de luchar por mejorar su autonomía, la vamos cortando, la posponemos, esperamos. Debemos empezar a cambiar.
Estoy totalmente de acuerdo con los dos comentarios anteriores. Muchas veces no conocemos del todo a nuestros alumnos/as porque no dejamos que sean ellos mismos. Marcamos tantas normas, tantas cosas que hacer y sólo una manera de hacerlas que ellos no pueden expresarse libremente y demostrar lo que realmente son.
Si queremos que nuestros alumnos aprendan, hemos de dejar que lo hagan, que experimenten, que vivan situaciones nuevas, que descubran cosas por sí mismos, etc. Cometerán errores y aprenderán de ellos, como todos hemos hecho.
También estoy de acuerdo con el segundo comentario cuando dice que “una mayor autonomía aumenta la autoestima”. Si el niño hace cosas, se siente útil. Si ve que el profesor valora lo que hace, sentirá que merece la pena hacerlo.
De todos modos, y como bien expone el autor, el aprendiz también tendrá que estar dispuesto a tomar riesgos, a decidir, etc. De nada vale que el docente empiece a cortar ramas si el alumno/a se agarra con todas sus fuerzas al tronco del árbol para no caer.
En el ámbito educativo como en los propios hogares se tiende a sobreproteger a los niños, bien por miedo, o por sentirnos mejor con nosotros mismos. Esto es un grave error que por desgracia cometemos a menudo porque dándole todo hecho a los niños, lo único que hacemos es crear a personas dependientes y con escasa autonomía. Lo ideal para crear personas competentes, autónomas e independientes es desde pequeños acostumbrarlos a enfrentarse a los quehaceres de la vida. Cosas tan simples como peinarse, atarse los cordones de los zapatos o incluso cortar la comida con cuchillo y tenedor, son actividades que refuerzan su saber y los hacen competentes día a día. Debemos enseñar a los niños a hacer las cosas bien y con autonomía, no hacerle todo y que ellos no se enfrenten a lo que es la vida, ya que eso se verá reflejado en él/ella en su vida adulta.
Con este artículo el autor intenta hacernos reflexionar sobre la necesidad, a veces olvidada, de dejar desarrollar todas las potencialidades, la autonomía y la libertad de pensamiento y de acción de los alumnos. Expone como es necesario plantear diferentes situaciones que impliquen la toma de decisiones por parte de los educandos, y como introducimos a dichas personas en un sistema educativo casi totalmente cerrado, con unas direcciones muy concretas, escaso en optividad y con unos itinerarios ya fijos y marcados. En su opinión, todo esto impide que enseñemos a pensar a nuestros aprendices, evita que aprendan a ser críticos, autónomos y responsables. Continua con el relato de una historia que pone de manifiesto el hecho de que, sin nadie que nos empuje y guie hacia el desarrollo, tenderemos a retrasar el momento de autonomía. Es aquí donde el papel de los maestros y la familia juega un gran papel, siendo estos los “que cortan la rama” de la seguridad y dependencia, ayudando a emprender “el vuelo” hacia la libertad. Termina aludiendo también a la responsabilidad que conlleva el hecho de ser estudiante, y que el éxito de una educación reside en ambos partes. En mi opinión, coincido totalmente con la idea que trata de transmitirnos Miguel Ángel Santos Guerra, sobre cómo debemos equipar a nuestros alumnos de las herramientas necesarias para poder desarrollar sus capacidades, empezar a pensar por sí mismos, valorar las opciones y tomar la decisión más correcta, o en caso erróneo, recapacitar sobre donde falló y aprender de esta equivocación. Evidentemente cuando trabajamos con niños, esta libertad debe estar totalmente vigilada y supervisada por personas adultas. Creo que debemos dejar que nuestros alumnos se caigan a veces, para que así aprendan también a levantarse. No darles todo el trabajo hecho, y en definitiva, prepararlos lo mejor posible para su vida.
Este texto muestra uno de los problemas o carencias que sufre la educación tanto la antigua como la actual. La escuela ya tiene todo elaborado: los horarios, las clases, las materias…y no se puede hacer ningún cambio ni ninguna sugerencia por parte de los alumnos. Ellos están sometidos a todo lo que les obliga la escuela y todo el equipo directivo. Aunque solo fuera una mínima participación por parte de los alumnos, estos estarían mejor en sus estudios y se sentirían libres y capaces de asumir responsabilidades por ellos mismos. Por otro lado, tanto los profesores como los padres suelen enseñar conocimientos pero ayudando en todo a los niños y no dejando que ellos hagan cosas solos por miedo a que cometan errores ya que demasiada gente cree que un error es un término horrible. Pero después de lo aprendido el otro año, me di cuenta de que los niños tiene que cometer errores por ellos mismos para que puedan aprender y así podrán sentirse orgullosos de sus trabajos. Otro punto que aparece en el artículo es la capacidad de un aprendiz a asumir una responsabilidad ya que están acostumbrados desde muy pequeños a tener todo hecho y eso es un problema ya que en un futuro no van a tener esa oportunidad de que los demás les ayuden en todo y tendrán que valerse por ellos mismos. En definitiva, la educación y por tanto las escuelas tienen que permitir mayor participación y libertad a sus alumnos. Además deberán enseñarles a estar preparados en un futuro y a poder hacer ellos solos todo sin esperar ayuda ninguna.
Hoy en día los niños tardan en ganarse su propia independencia mucho más tiempo del que deberían y esto se debe justamente a la sobreprotección que les damos desde que nacen hasta que creemos que ya pueden ``volar´´ solos. Inconscientemente creamos una burbuja en la que los metemos sin dejarles experimentar por ellos mismos, por miedo a que se manchen, a que se caigan, a que se lastimen o simplemente porque creemos que no son capaces de hacer según qué cosas. En mi opinión los niños pueden hacer muchas más cosas de las que pensamos. Con la creencia de la falsa incapacidad de los niños a la hora de realizar alguna tarea sencilla los estamos haciendo inútiles como bien refleja el texto. Para que un niño alcance su madurez, su independencia, su libertad y su autonomía debemos dejarles un margen para que investiguen, experimenten, prueben y se equivoquen. Sobre todo que se equivoquen. Salta a la vista que el sistema que utilizamos para formar a los más pequeños no funciona. Un niño con tres, cuatro o cinco años está deseoso por aprender cosas nuevas, todo le interesa y todo lo quiere hacer por el mismo. ¿Por qué se va esfumando esa entrega con los años? A mi parecer el colegio hace que aprender sea algo impuesto, algo aburrido. Como dice la historia del texto, el halcón no echó a volar hasta que el granjero cortó la rama porque estaba seguro en ella y no lo necesitaba. Los niños tampoco necesitaran ``volar´´ si ya los mayores se hacen cargo de cubrir todas sus necesidades. Debemos darles la oportunidad de que se desarrollen como ellos se desarrollan, no como nosotros los adultos pensamos que debe ser. Los ideales y objetivos que tenemos sobre los niños no nos permiten ver como realbmente son y qué es lo que necesitan.
A día de hoy es muy común ver como un profesor o un padre hace las cosas por sus hijos o sus alumnos, esto es debido a que estas personas creen más importante realizar esa tarea rápidamente o eficazmente desde el primer momento que que el propio niño aprenda a realizarla por sí mismo. Está claro que si se hiciera de esta forma veríamos como los niños se equivocan, tropiezan, se caen y lloran pero es la forma correcta para que ellos mismos aprendan a realizar tareas ellos solos y puedan valerse por sí mismos en un futuro. Los profesores, o futuros profesores en nuestro caso, tenemos que ser unos guías para los niños, que puedan contar con nosotros si encuentran dificultades para hacer las cosas, pero debemos dejarles claro que no las vamos a hacer por ellos, puesto que con eso solo se conseguiría tener a un grupo de personas vagas y acomodadas que siempre querrían que les hicieran todo, y en un futuro se verían obligados a aprenderlo con mayor dificultad dado que nadie va a estar realizando sus tareas toda la vida. Me parece una gran metáfora la que aparece en esta historia, puesto que enseña que debemos enfrentarnos a retos, deben presentarnos dificultades porque esa es la única manera que tenemos de ir superándonos día a día y traspasar nuestros límites. Del mismo modo debemos presentarles pequeños retos a los niños, que ellos mismos puedan realizar pero que para ello tengan que esforzarse e intentar superarse creyendo en ellos mismos. Para conseguir esto también es importante que los niños vean que pueden conseguirlo, que confiamos en ellos y que con esfuerzo y trabajo pueden conseguir lo que se propongan. Debemos cortar las ramas a los alumnos para que ellos puedan alzar el vuelo poco a poco y así puedan convertirse en personas de provecho y validas por sí mismas en un futuro, ya sea lejano o no.
Este texto nos muestra de manera clara el hecho que retrasa la autonomía en el niño. En esta sociedad los niños son considerados seres inexpertos, dependientes de nosotros… Esta consideración nos lleva a sobre-proteger a los niños, a darle todo hecho, a hacer todo por ellos… Nos olvidamos de que lo que el niño necesita es que les enseñemos el mundo de una manera didáctica, que le facilitemos experiencias propias. El niño tiene dotes naturales que les motiva a inventar, que le entusiasma a aprender… estos dotes hacen que los niños quieran ser independientes, que no dejen que las personas les ayuden a encontrar la solución a algo… Pero muchas veces nosotros los adultos retrasamos la aparición de esos dotes. El niño debe adquirir la capacidad de decisión, la libertad de elegir y decir lo que piensa, pero estas capacidades se obtienen una vez que el niño disfruta de una autonomía. La autonomía le permite aprender de sus errores y de esta manera puede ampliar horizontes para crecer en el mundo sin cesar. Aprender haciendo en vital para los niños en edades de preescolar, y no solo para los niños, sino también en la edad adulta. Todo ser humano aprende haciendo lo que quiere aprender. Los niños son aprendices natos. A los niños no se les puede enseñar, solo pueden aprender por si mismos.
Como bien se refleja en el texto, estamos en una sociedad en la que tendemos a sobreproteger a los niños, tanto padres como maestros. En el ámbito familiar un claro ejemplo es el tema de la comida, muchos padres no dejan que su hijo/a con 4 o 5 años coma solo con su tenedor, sino que le sigue dando la comida, estos padres lo hacen porque creen que así comerá mejor, que así no se ensuciará, para que no le caiga nada, etc. Lo que deberíamos hacer es dejar que los niños experiemente, ¿que importa si se manchan o se les cae un poco de agua? No les pasará nada por esto, sino que irán tomando conciencia de que toda acción requiere un entrenamiento y un esfuerzo para lograrla, pero también sentirán la satisfacción de "hacer cosas de mayores" algo que a los niños les fascina pero que pocas veces les dejamos disfrutar de ello. Como el caso anterior hay muchos más, por ejemplo que los niños se duchen solos, que se laven los dientes, se peinen, se aten los cordones, etc. Por otro lado en el colegio los maestros y maestras tienden a darles todo practicamente hecho a sus alumnos/as o con unas estrictas pautas a seguir, con esto lo que hacemos es reprimir su imaginación. Debemos confiar y darles oportunidades dejando que expresen sus pensamientos, de este modo lograremos que nuestros alumnos/as desarrollen mentes críticas y creativas y que lo que hagan no sea simplemente obedecer indicaciones. Claro que debemos acompañar a los niños en estas tareas, no debemos dejarlos solos porque al fin y al cabo son niños, pero no debemos hacerlas por ellos. Aunque nos dé más trabajo limpiar el agua del baño que tiró al ducharse o la comida de la mesa al comer. Pero lo verdaderamente importante es darles oportunidades, dejarles madurar sin reprimir sus acciones, de lo contarrio crearemos niños vagos e incapaces de resolver cualquier problema que se le presente, ya que lo que hagamos con ellos de pequeños repercutirá inevitablemente en su futuro.
Como el autor refleja en el texto, es cierto que hoy en día los niños tardan más en aprender las cosas. Eso es debido a la sobreprotección de los padres y profesores para con los niños, piensan que de ese modo les están ayudando a no cometer errores ni hacerse daño pero se equivocan, de ese modo lo único que consiguen es que los niños sean dependientes y tengan poca autonomía. Los niños aprenden las cosas haciéndolas por ellos mismos ya que de esa manera se sienten importantes y ponen más ganas de aprender porque ven que se están haciendo mayores e independientes. De esa manera toman decisiones y piensan en como poder hacer las cosas, de este modo los niños serán autónomos y a la larga sabrán enfrentarse a los problemas que se les presenten y no rendirse. Por ello debemos enseñar a los niños desde pequeños a hacer solos acciones tan simples como peinarse, vestirse, comer solo… Por todo ello en la escuela cada día se debería dar más autonomía a los niños sobre todo en infantil, ya que a esas edades los niños son como esponjas y si los dejamos explorar a su aire y hacer cosas por ellos mismos y equivocarse y rectificar aprenden muchas más cosas que si los tenemos sentados frente a una pizarra.
Está Claro que a los niños hay que darles un cierto grado de independencia, para que aprendan poco a poco por si solos, pero debemos tener en cuenta que si no nos regimos por unas normas y les damos un exceso de libertad seria todo una caos y no habría manera de enseñarlos. Con esto no quiero decir que tengamos que estar encima de ellos continuamente, ni que hagamos las cosas por ellos o les resolvamos todos sus problemas, de ese modo jamás sabrán enfrentarse a la vida real. Debemos distinguir entre libertad (facultad que posee todo ser vivo para llevar a cabo una acción de acuerdo a su propia voluntad) y el libertinaje (libertad absoluta) porque esta última lleva inevitablemente al descontrol social. ¿Qué pensaríais si llevarais a vuestros hijos a un colegio donde los fines no están establecidos, el currículo cerrado, la evaluación y los criterios decididos, unas normas dadas, un tutor impuesto, un horario confeccionado, el calendario cerrado, los grupos hechos y el itinerario que van a transmitir marcados? Os puedo decir lo que pienso yo: Si los fines no están establecidos y el curriculum cerrado es porque no saben lo que le quieren enseñar a los niños; si la evaluación y su criterio no están decididos no podré saber de qué manera están valorando los aprendizajes que adquieren los niños y si lo valoran del mismo modo en los todos los alumnos; en un colegio en el que no hay normas jamás llevaría mis hijos, porque el mundo en el que vivimos se rige por normas, porque creo que muchas de las que le enseñamos en casa son reforzadas en el colegio, como puede ser el respeto a los demás; si los niño no tienen un tutor asignado, ¿A quién me dirijo cuando tenga que tratar un tema relacionado con mi hijo? ¿Al director dl centro? ¿O los niños van a estar sin tutor hasta que los padres decidan quién debe ser? Se supone que el tutor es la persona que más tiempo pasa con los alumnos y a mi entender será el maestro que más los conozca en el transcurso del curso; ahora viene la parte del horario, los niños deben habituarse a tener un horario porque cuando comiencen a trabajar tendrán uno que respetar, al igual que los respetamos el resto ¿O acaso vamos a trabajar a la hora que nos apetezca? Y si no tuvieran horario, ¿Los profesores deberían vivir en el colegio, para dar clases a los alumnos a las horas que a los padres les convenga? El día de mañana espero ejercer de maestra y tener un horario, porque quiero tener tiempo para mí y para mi familia; el calendario escolar no siempre se lleva a rajatabla ya que pueden surgir y surgirán mil imprevistos, pero es una manera de organizarse y de tener claro lo que enseñarle a los niños; respecto a los grupos de clase, imaginad llegar al colegio y que no estuvieran hechos, seria todo un caos.
Hoy en día, los adultos tendemos a sobreproteger a los niños creyendo que estamos haciendo lo mejor para ellos, pero cierto es que no es así. La sobreprotección no hace más que realentizar su desarrollo al negarle la libertad necesaria para desarrollar su autonomía. La mejor forma de aprender es realizando las actividades uno mismo (atarse los cordones, peinarse, comer sin mancharse...), de manera que los adultos debemos contribuir en su aprendizaje dejando que experimente y aprendan de sus propias vivencias. Otorgarle esta autonomía al aprendiz y retirarle la protección que se le brindaba, obviamente, supone ciertos riesgos para el niño, pero son forman parte del aprendizaje. Se dice que para ganar una guerra, hay que perder mucha batallas; pues esto es igual. El niño puede fracasar en el primer intento, incluso en el segundo, pero si es persistente acabará superándose y aprenderá que rendirse es una opción. Si aprende esto, todas aquellas dificultades que se le presenten a lo largo de su vida las entenderá como un obstáculo y no como un impedimento. De acuerdo con todo esto y como bien dice Miguel Ángel Santos, el docente tiene como función potenciar la autonomía del niño con el fin de formar personas independientes, críticas y decididas. Así, el profesor es uno de los encargados de "cortar la rama" del educando y empujarlo a actuar po si solo. Eliminar esta sobreprotección perjudicial para el desarrollo del niño no implica que el docente se desentienda al completo del educando, si no que adopta una postura de guía. El docente debe orientar al aprendiz durante su desarrollo, mostrándose cercano y transmitiéndole confianza para que el niño se sienta capacitado y motivado para "volar". En conclusión, el niño debe gozar de libertad suficiente para aprender haciendo y el profesor debe acompañarlo durante su desarrollo haciéndole ver que está capacitado para valerse por si solo.
En cuanto al texto reflejado anteriormente, cabe decir que, el objetivo principal del autor es hacernos reflexionar acerca de la importancia de la autonomía ya desde una edad temprana y al mismo tiempo plantear un tipo de aprendizaje oportuno.
En primer lugar, centrándome en la cuestión de la autonomía, ésta tendría que ser potenciada tanto desde el ámbito escolar como familiar, sin embargo, ni en uno ni otro entorno se pone en práctica.
A los niños no se les concede el espacio pertinente para desarrollar las tareas de manera independiente, si no que se les conduce constantemente, a pesar de que ellos no hayan pedido ayuda previa, por miedo a su fracaso o al hecho de equivocarse. Ahora bien, ¿no se aprende también de los errores? Yo entiendo que sí, y es más, recuerdo que durante mi estancia en el colegio, los maestros repetían una frase que creo, nunca se me olvidará, y decía así: “no os preocupéis por cometer errores ya que con ellos también se aprende”. Frase con la que no podía estar más de acuerdo.
No obstante, aunque la escuela intente “crear” personas independientes y libres nos lo da todo o casi todo hecho y de este modo no consigue su meta de formar futuros hombres autónomos. Error que también cometen los padres al intentar sobreproteger a sus hijos y realizar las tareas en su lugar.
Por último, hacer referencia al término “aprender haciendo” del que se hace hincapié en el artículo. Considero que es uno de los mejores tipos de aprendizaje que nos podemos encontrar, pues, a través de él, es el propio alumno quién experimenta esos conocimientos en primera persona sin necesidad de terceros.
Bajo mi punto de vista es el docente el que debería impulsar la autonomía e iniciativa del discente. Además de aplicar el “aprender haciendo” para que los saberes persistan más en el tiempo.
Muchas veces los docentes y el entorno familiar que rodea al niño tendemos a caer en el error de anticiparnos a las acciones que pretende ejecutar por si sólo el niño y al final acabamos nosotros realizando las acciones impidiendo que ellos las ejecuten. Esto influye de manera negativa al desarrollo del niño, ya que les impedimos que experimenten y aprendan por si solos a realizar acciones tan cotidianas como comer solos, a abrocharse los botones, o atarse los cordones de los zapatos. El hecho de que nos anticipemos antes de que ellos vayan a realizar la acción se debe a una sobreprotección que en cierta manera influye a que el desarrollo integral se desarrolle más tarde. Con esta sobreprotección impedimos que se desarrolle en ellos el objetivo que todo padre quiere para su hijo que es se convierta en una persona independiente que logre autogestionarse y autoabastecerse en un futuro, es decir, que se desarrolle plenamente. Para lograr estos objetivos es desde una temprana edad crear rutinas de autonomía y pequeñas responsabilidades que puedan asumir. Es importante para desarrollar esta autonomía es no sobreprotegerlos, ya que mediante el desarrollo de estas rutinas les iremos atribuyendo una muy buena imagen de ellos mismos y seguridad para que ante las adversidades que se puedan encontrar sepan sobrepasarlas sin ninguna dificultad. Con esto también contribuimos a los niños vayan formando sus propios pensamientos y su personalidad. Mediante estas rutinas o hábitos estamos enseñándoles a tomar sus propias decisiones. Al mismo también es importante no exigirles más de la cuenta, ya que dependiendo de la edad del niño será capaz de realizar unas tareas u otras y así evitaremos que se frustren ante una tarea que no sean capaces de realizar. Así mismo, al realizar las tareas por ellos mismos se hacen conscientes y aprenden las consecuencias de sus actos, es decir, los educamos en responsabilidad. Sin duda, es lo que interpreto después de la lectura de este texto. Otra idea clave del texto es que el docente será un guía y su papel fundamentalmente consistirá en fomentar y ayudar al niño a desenvolver las diferentes habilidades o destrezas que le faciliten el proceso de racionamiento. Asimismo, orientará al niño ofreciéndole un abanico de posibles estrategias con el fin de que el alumno adopte aquella que obtenga una mayor eficacia. Con esto conseguiremos que el alumno sean el principal protagonista en la construcción de su propio pensamiento mediante la exploración y el razonamiento. En conclusión, que realizando por ellos mismos las tareas y de los errores que cometan van aprendiendo.
Hoy en día los padres y profesores tienden a sobreproteger a sus hijos o alumnos, sin dejar que los niños puedan crear sus propias experiencias. De este modo, los más pequeños se acomodan a que los más mayores hagan todo por ellos y retrasan en gran medida su autonomía. Nosotros como profesores debemos conseguir que los niños alcancen un pensamiento crítico. Para ello, deben aprender haciendo, ya que los llevará a investigar nuevas cosas, esto a su vez a cometer errores, pero esa será la mejor forma de aprender por ellos mismos. Los niños estarán motivados al ver que ellos solos pueden resolver problemas que se le presente en cualquier ámbito. Muchas veces somos los más mayores los que tenemos miedo a su fracaso, sin antes darles la oportunidad de descubrir. Todos los niños deben descubrir sus facultades, y nosotros debemos potenciarlas, ya que cada niño tiene facultades distintas y todas ellas válidas. Conseguir la independencia y la libertad es un proceso que empieza cuando naces, y debemos tenerlo muy presente en la etapa de infantil.
Como bien se refleja en el texto acostumbramos a sobreproteger a los niños, ya no sólo en sus hogares sino también en las escuelas. Incurrimos en un grave error ya que si desde estas edades tempranas decidimos por ellos, les damos absolutamente todo hecho y no los dejamos actuar libremente, en un futuro no serán capaces de desenvolverse de forma autónoma e individual. Debemos dejar que los niños se atrevan a realizar sus actividades y mantenernos, dentro de lo posible, al margen. Nosotros, los profesores, debemos tener presente que somos una especie de “guía” que debe ayudar al niño cuando éste lo necesite realmente. Vivimos en una sociedad en la que por nada del mundo queremos que nuestros alumnos e hijos caigan, por ello les damos todo hecho. No somos conscientes de que así lo que estamos consiguiendo es que, efectivamente, no tengan problemas en el presente, pero sí en el futuro. Como bien dice el texto, una vez que sean capaces de realizar una tarea debemos dejar que la hagan de forma autónoma, para que así se perfeccionen a sí mismos y aprendan de sus errores, ya que es mediante las experiencias propias como mejor se aprende: "Aprender haciendo." Pero como bien dice el autor es necesario que el aprendiz esté dispuesto a correr riesgos, a que una vez que la rama sea cortada éste se suelte. Como decía Kant en “¿Qué es la Ilustración?”:“sapere aude” entendida como “atrévete a usar tu propia razón”, “atrévete a pesar”.
En definitiva, desde la etapa de Infantil ya debemos preparar a estos pequeños ciudadanos libres capaces de pensar y actuar por sí solos.
Me resulta interesante el mensaje que transmite el texto, ¿Por qué los docentes no dejamos a los niños experimentar por sí solos, y en lugar de hacerlo preferimos dárselo todo hecho? Pues bien, en mi opinión es en gran parte por comodidad, pues para que perder el tiempo explicándoles a los niños cómo hacer las cosas si se las podemos dar hechas. Con esta actitud los docentes estamos cayendo en un gran error, ya que en un determinado momento los niños van a tener que dar el paso hacia la autonomía, paso que será mucho más complicado si los docentes no los “ entrenamos “ antes para ello, y el mejor momento para empezar es desde las aulas de Educación Infantil. Dejemos que los niños caigan y si es preciso que tropiecen dos veces con la misma piedra, pues estaremos contribuyendo al desarrollo de su autonomía, uno de los objetivos fundamentales de Educación Infantil. En mi opinión, no sólo desde la escuela se debe impulsar la autonomía del niño/a, también debe ser la familia un agente importante en esta acción. Por ello debe existir una gran relación entre familia-escuela, para lograr un mayor éxito en lo que respecta al niño/a. Para finalizar, me gustaría destacar, pues me parece muy interesante, el procedimiento, que una minoría de profesores, sigue hoy en día, que es partir de los intereses del niño, haciéndole un sujeto activo y haciendo que resuelva las dificultades que van surgiendo a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje, por sí mismos, dándole la oportunidad de equivocarse, formular hipótesis y si es preciso rectificar, siendo ellos mismos los que descubran qué es lo que falla.
La mayor parte de las veces los padres , tutores o personas cercanas a los niños no nos damos cuenta de que estamos haciendo todo por ellos sin dejar que ellos poco a poco vayan aprendiendo. Tenemos la costumbre de hacerles todo nosotros por el simple hecho de que todavía los vemos demasiado pequeños para que ejecuten cierta actividad, y no nos damos cuenta de que es un error muy grave, ya que por miedo al fracaso del niño le hacemos todo sin darle la oportunidad de hacerlo o al menos intentarlo. Este texto nos quiere hacer llegar, que debemos dejar que el niño sea autónomo desde el primer momento que él pueda serlo. Por ejemplo, cuando él pueda coger la cuchara o el tenedor y comer por si solo, debemos dejar que el solo coma, no ser nosotros quien le demos la comida por el simple hecho de que así come mas rápido, o no se mancha. Muchos niños llegan a la adolescencia con muchos miedos, y con mucha inseguridad y la mayoría de las veces los padres no saben de donde proviene, pero solamente hace falta ver la educación que llevaron esos niños anteriormente para llegar a la solución de ese problema, y casi seguro que es porque los padres les han sobreprotegido en demasiados aspectos. Nosotros como profesores debemos dejar que el niño aprenda por si solo, es decir, que aprenda haciendo. Debemos conseguir que poco a poco sean críticos consigo mismos para así poder superarse y lograr todas las metas que se propongan. Centrándome en la escuela, antiguamente era todo muy lineal, es decir, el profesor se limitaba a dictar y los niños a copiar, sin interactuar mas de la cuenta. Actualmente no ha cambiado mucho la verdad, se sigue manteniendo el aula donde el profesor esta sentado en una mesa explicando la teoría mientras que los niños observan el libro, cuando tienen alguna duda levantan la mano y el profesor se la resuelve en la medida de lo posible. El sistema educativo no es del todo correcto según mi punto de vista, ya que deberíamos aprender toda la teoría dada en base a actividades y/o ejercicios, ejemplos, salidas… ya que no vamos aprender leyendo el libro o atendiendo a las explicaciones dadas en clase por el profesor. Hace falta que las clases sean más dinámicas, más interactivas ya desde pequeños. Aunque tengo que destacar que hay un pequeño grupo de profesores que intentar llevar a cabo un proceso de enseñanza- aprendizaje donde el niño por si solo hace, deshace, falla, acierta y demas.
Nosotros, esos seres tan globalizados que creemos ser, nos hemos vuelto tan perezosos, tan cobardes, que hemos aprendido que es más fácil atarle los cordones a un niño que enseñarle a atárselos, porque lo complicado no reside en hacerlo, si no en enseñar a hacerlo. A veces no disponemos de la paciencia suficiente o simplemente preferimos hacerlo nosotros porque con los años hemos ido aprendiendo a hacerlo mejor. Sin embargo, es eso lo que negamos a los niños. Les negamos la capacidad de desarrollar sus cualidades hasta que decidimos cuál es el momento adecuado para que empiecen a valerse por si mismos. Y mientras les negamos su valía vamos creando una autoimagen con la que cargarán el resto de su vida, pensando que no saben hacer esto o lo otro, simplemente porque no les hemos enseñado. Los acostumbramos, los acomodamos, hacemos del ser humano un ser dependiente cuando la historia nos dice lo contrario. Pero, ¿Únicamente son los profesores los que niegan a los niños el derecho a hacer por si mismos? ¿O tiene también su parte de culpa la madre que, de ser por ella, le masticaría la comida al niño? ¿Es la sociedad en general la que crea a hombres y mujeres incompetentes? Desfortunadamente, todos colaboramos, alguna vez, en este círculo vicioso, y no porque realmente creamos que las cosas se deban hacer así si no porque nos han enseñado que así se educa a un niño. Así que nosotros, como el buen rebaño que nos han enseñado a ser, hemos ido contribuyendo con esto hasta el día en el que nos hemos cuestionado si de verdad el sistema está educando a personas libres y no a máquinas programadas. El problema es que no todos los seres humanos han desarrollado la capacidad de cuestionarse valores como la educación y que mientras sigamos "educando" tal y cómo lo estamos haciendo seguiremos igual, introduciendo conceptos en mentes que no han aprendido a pensar por si mismas porque no les hemos dejado hacerlo. Y es que, visto así, desde la ilustración hasta hoy, las cosas no son tan diferentes. Todavía no hemos sido capaces de cortar ramas.
Inicialmente he de admitir que el cuento de los dos halcones, aclara muy bien el asunto a comentar .En tan solo una palabra, libertad. Como dice en la cabecera del texto realmente la educación ya tiene unos fines establecidos previos a la propia educación. Con todo ello bajo mi punto de vista, creo que estamos limitando ya de alguna manera los saberes que serán trasmitidos. Estamos poniendo un inicio y un fin. Debería flexibilizarse todavía más la labor del docente; siempre y cuando sea una persona que responda, sino, pasaría como con todo, un desastre. Existen a mayores de esto unos horarios, unas metodologías y unas normas que los discentes han de cumplir; es decir, valga la redundancia, ya estamos poniendo un inicio y un fin. Parte de culpa la tenemos nosotros por nuestra manera de sobreprotección. Lo hacemos para estar tranquilos, creemos que así estarán más seguros. Sí lo están realmente, pero no los estamos favoreciendo. Es sencillo leer todo esto y pensar en la libertad que yo personalmente podría darle a una futura clase. Creándole cierta autonomía, haciéndolos pensar y trabajar individual y colectivamente para llegar a una meta, haciéndolos que aprendan de sus propios errores y en resumidas cuentas, que en cada uno de ellos, se produzca un avance autónomo, lo cual les servirá de mucho a lo largo de su vida a mayores de favorecer su autoestima personal.
Poneos en la situación de que ya soy maestros … ¡o padres! Es muy fácil decir que los niños tienen que ir aprendiendo, que tienen que ir haciendo, que tienen que “soltarse”, … Poneos en la situación de que estos niños están en la etapa de la educación infantil. Que dicen que no es obligatoria pero por la que la gran mayoría pasan; que tenéis en el aula a veinticinco personitas con sus respectivas familias detrás (normalmente extensas, padres, abuelos, algún tío, cuidadores, …) que suelen opinar desde su experiencia. Y que tenéis que presentar una serie de resultados sobre los conocimientos, capacidades y aptitudes que han adquirido esos alumnos a lo largo del curso. Y no sólo a la familia. También al centro (colegio) y a la Administración correspondiente. ¡Uff, toda una responsabilidad! No me resulta sencillo ni fácil. Ni siquiera pensar en ello. Lo que tengo que hacer, en este caso, es cambiar mi forma de pensar, de ver las cosas y sobre todo, de hacer las cosas. Creo que a lo tendremos que acostumbrarnos es a ENSEÑAR A HACER. Ante nuestros pequeños tenemos que actuar de forma coherente; tenemos que ENSEÑARLES A APRENDER y, sobre todo, tenemos que fomentar el SENTIDO DE LA CURIOSIDAD. Una persona curiosa, con inquietudes, no quiere dejar de aprender, de adquirir conocimientos y de compartirlos. Tenemos que empezar NOSOTROS, con esta oportunidad de formarnos que tenemos en este momento, a trabajar como nos cuentan en la teoría (y quieren que hagamos en la práctica) para ponerlo, después en marcha en nuestra labor profesional. Se me olvida comentar la importancia del trabajo COLABORATIVO, que no significa siempre trabajo en grupo. Es la tarea que tengo pendiente. Para ello os invito a ver un capítulo de dibujos animados de los que ven “nuestros niños”. Cada personaje tiene asignada una tarea que hace lo mejor que sabe pero sin la cual el grupo no puede seguir adelante con su misión http://www.rtve.es/infantil/videos-juegos/#/videos/animales-mecanicos/todos/isla-palomas-repartidoras-mecanicas/1688070/
A través de este texto y con la ejemplificación dada por la inclusión de un cuento, reflexionamos cosas que, aunque se saben, muchas veces se convierten en hábitos y ya no les prestamos la atención que se debería. Con respecto al ámbito escolar, es cierto que la mayoría de los profesores no dejan que el alumnado se exprese y desarrolle las cosas según sus ideas, bien por la comodidad del propio docente; por el miedo a que el niño se equivoque o simplemente porque solo vale o da por correcta su forma de hacer, sin abrirse a nuevas propuestas opiniones. Este es un gran fallo del sistema educativo, ya que el niño debe de hacer las cosas por si mismo desde un primer momento para que puedan cumplirse objetivos tan importantes como el aprender a aprender, el aprender haciendo… No se debe de tener miedo a que el alumno falle ya que de los errores también se aprende. Al contrario se debe de apoyar al niño para fortalecer su autoestima confiando y haciéndole creer que ya lo hará bien la próxima vez. Siendo la familia otro de los pilares fundamentales de la educación de los niños, estas también deben de dejarle al niño la libertad necesaria para que se hagan responsables. Esto solo se consigue si se les deja vivir sus propias experiencias, sin aferrarlos a uno, con el pensamiento o sensación de que nunca crecen. Para finalizar debo decir que aunque la infancia es preciosa, debemos de saber que los niños van creciendo y tienen que vivir de la experiencia, cometiendo más o menos fallos, pero vivir su vida y expresándose según su forma de pensar sin estar condicionados a nada ni por nadie. Dejémosles volar como al halcón de la moraleja, con consejos sí, pero sin ataduras. Rompamos ya en pleno siglo XXI con lo que en su día citaba George Bernard Shaw: “Libertad significa responsabilidad, por eso le tienen tanto miedo la mayoría de los hombres”
“Si los escucho, lo olvido; Si lo leo, lo comprendo; Si lo veo, lo recuerdo y si lo hago, lo aprendo” Esta cita puede que refleje el “jugo” del artículo expuesto. La condición humana evoluciona, en todos los sentidos, entre ellos, la misma educación. Pero no siempre ésta ha logrado el puesto de la perfección. La búsqueda del equilibrio es el obstáculo más grande con el que siempre se ha encontrado el ser humano, lo más fácil es siempre ir a los extremos, a la vez, lo más cómodo. Intentar equilibrar dos platos de una balanza resulta más difícil que sostener tan sólo uno. En la educación ha sucedido y sucede lo mismo. De las situaciones más extremas de educar, como sucedió en el pasado donde la violencia, la arrogancia, la prepotencia etc., eran los pilares, estos fracasaron y dieron lugar al otro extremo, el de la permisividad y la comodidad absoluta que caracteriza la sociedad, especialmente la que viven los actuales niños y que el artículo alerta. Sobre todo puede que la sombra de tiempos más difíciles y de escasez forzara a la sociedad de hoy a obtener las cosas de manera mucho más fácil y acceder a las recompensas de manera más accesible y con el mínimo esfuerzo. Esto es el ingrediente explosivo para formar niños y niñas dependientes, hasta en el mismo aprendizaje. La psicología, especialmente la cognitiva, ha demostrado que cuando el individuo entra en el descubrimiento y acción de una situación, es cuando verdaderamente desarrolla su capacidad intelectual. La estimulación, hace funcionar el cerebro y éste se ve capacitado para superar futuros obstáculos y generalizar sus habilidades en diferentes situaciones. Metafóricamente es como la cocina, el “tener el plato servido” hace que desconozcamos todo el proceso de culinaria, entre ellos, el más importante ¿cómo se cocina? Esto supone un serio problema para el desarrollo de habilidades y aptitudes. El niño debe descubrir el origen de todo lo que ve y de todo lo que hace, es decir, encontrar el “cómo”. Da la sensación de que la educación en se importa mas por la cantidad que por la calidad de lo aprendido. La costumbre de la obtención de las recompensas sin respuestas por parte del sujeto, crea un desaprendizaje, un contracondiioamiento y de esta manera el significado de la educación, dista de esto.
Un relato y un cuento que muestra que no todos y todas han perdido la esperanza con el ser humano. Es difícil hoy en día posicionarse en un lugar de esa rama y ser capaces de cortarla, porque, desgraciadamente, actualmente, esa rama ha sido pegada con el pegamento más fuerte que puede existir en el mercado: el miedo. Ya no sólo el miedo que como docentes podemos sentir, ni el que siente el alumnado ante las nuevas situaciones que suponen un conflicto con su ser, su existencia y su experiencia; no, ese pegamento que viene impuesto desde arriba. ¿Cómo un maestro o maestra cortará esa rama si él y ella misma trae de por sí muchas otras imposiciones y miedos ante el sistema educativo? Es alentador ver como aún hay gente que confía en las posibilidades de los niños y niñas, y aún más de profesores y profesoras que no sólo cortan la rama, sino que se tiran con ellos y ellas. Si sólo existieran ramas que cortar en un aula, pero, existen otras muchas barreras que impiden que el niño y niña, ya desde estas edades en la Educación Infantil echen alas. Y una de esas barreras es el miedo a ser diferente, a romper esquemas; y a los docentes, no nos queda otra que romperlos. Personalmente, una de las cosas que me llama la atención de los niños y niñas es su capacidad de metáfora, sí, aunque su pensamiento abstracto aún tarde en emerger, y de transportarse a mundos imaginarios y utópicos desde el cuento, por ello me gustaría dejar la siguiente frase en el aire: el molde es al barro lo que la educación al hombre, le da forma; pero para ello, también es necesario que le deje espacio.
Este texto resulta de lo más interesante. Creo que es algo que nos pasa a todas las personas, me refiero a darle todo hecho a los demás. A muchas personas les resulta más difícil dejar que el niño realice sus tareas por sí mismo y que adquiera independecia y autonomía por sí solo que darles todo hecho. Así evitan problemas y están más tranquilos, porque al tenerlo todo controlado se sienten más cómodos. Pero de lo que no se dan cuenta es de que están perjudicando al niño o a esa persona, porque haciendoles todo el trabajo hacemos que ellos se sientan cada vez menos competentes y a todos nos gusta saber hacer las cosas sin ayuda o con la ayuda justa. No debemos vivir con ese miedo de si les pasa algo o no, de si les va a costar y se van a deprimir porque no lo consiguen o demás, lo que tenemos que hacer es apoyarlos y enseñarles pero dejando que sean ellos los que realicen la tarea, porque se aprende haciendo. La teoría es muy importante pero solo si se tiene una buena práctica. Debemos pensar en lo que nos gusta a nosotros desempeñar trabajos o tareas solos de forma autónoma y ponernos en el lugar de los demás, ya que a ellos también les gusta eso. Por eso esto una maestra de infantil tiene que tenerlo muy en cuenta con sus alumnos y también los padres con sus hijos.
Después de leer este cuento, y de analizar las ideas que el autor nos expone en el texto, la principal cuestión a la que quiero hacer referencia es al pequeño avance del modelo educativo a lo largo de los años e incluso en la actualidad. Todos, o prácticamente todos, somos conocedores de la necesidad de que un niño desarrolle su propia autonomía personal desde una edad temprana, que sepa realizar las tareas o actividades por si solo, que los profesores y padres contribuyan en ese aprendizaje como un guía y que se establezca un clima perfecto alrededor del niño (escuela-profesores-compañeros-padres...) para que su educación sea lo más enriquecedora posible, pero la realidad es bien distinta. Desde la escuela como se dice en el texto, seguimos con modelos preestablecidos. Los niños tienen todo programado ( horarios, clases, compañeros, las unidades didácticas...) y todo lo que sea salirse de ese planing va resultar “extraño” tanto para profesores como para el centro. Y la familia, que es el otro pilar fundamental en la educación de los niños, en la actualidad decir que tiene un ROL sobreprotegedor es quedarse corto. Desde pequeñitos le damos todo hecho, no dejamos que se levanten por miedo a que se caigan al suelo, y en muchas ocasiones los padres tratan de hacer que sus hijos sean lo que a ellos le gustaría que fuesen, quieren que sean los mejores en todo y si el hijo de la vecina ya sabe leer, escribir...tengo que ayudar a mi hijo para que también sepa leer y escribir, sin dejar que el propio niño avance acorde a su propio desarrollo. Todos somos conocedores de la necesidad del desarrollo de la autonomía personal y todos queremos que desde edades tempranas nos desarrollemos autonomamente, pero seguimos sin hacer prácticamente nada por llevarlo a cabo.
Es difícil saber hasta que punto los niños necesitan más libertad o menos, cuando están preparados para “volar” solos o cuando todavía necesitan un patrón que seguir, cuando se les puede dejar solos o necesitan a alguien que vaya a su lado. Sin lugar a dudas como mejor se aprende es en la piel de uno mismo, no puedes experimentar a través de las experiencias de otros, no puedes saber como sabe una naranja si no la pruebas, pero también es cierto que a partir de las experiencias de otros se puede aprender y facilitar que tu propia experiencia sea mejor, a través de otros puedes aprender como pelar una naranja, que se puede tomar en forma de zumo, combinada con otras frutas de sabores similares o simplemente sola, pero ello lo sabes gracias a que alguien te dijo como. Quizá parto de poca experiencia en este ámbito, tal vez no estuve con demasiados niños, pero lo que tengo visto en las aulas es que ellos realizan las fichas por si solos, que hasta que no la acaban no pasan a la siguiente tarea y que la profesora en ningún momento la acaba por ellos, que los niños son autónomos una vez que saben como tienen que hacer la tarea.
El cuento leido anteriormente tiene una moraleja increible de las cuales somos testigos cada día, desde mi punto de vista se refleja tanto en los padres como los maestros al ver que el infante batalla para realizar alguna tarea o actividad, es verdad que siempre los adultos queremos hacerle la vida mas facil a los niños, DEBEMOS ayudarlos (ENSEÑANDOLES) mas no HACERLES las cosas, ellos deben aprender a realizar diferentes tareas como dice la lectura; atarse las agujetas y siempre siendo constantes e ir practicando cada uno de los movimientos, asi habra aprendizaje empirico. Desde el punto de vista en las aulas como dice en la lectura, tienen a los niños tan rigidos con las clases, los horarios, las aulas, etc. deberia de haber flexibilidad en todos los sentidos para despertar la inteligencia de los niños, las capacidades intelectuales y la creatividad. Tania Alejandra Gomez Morales.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que este texto expresa. Los niños desde muy pequeños tienen la necesidad y quieren realizar las cosas por sí mismos. En cambio, los adultos tendemos a no dejarles hacer, a sobreprotegerlos y creo que ahí es donde reside el fallo. Debemos confiar en las capacidades de los niños y dejarles hacer, aunque nos dé un poco de miedo o pánico cortar esa rama. Un aspecto que considero relevante es que muchas veces somos nosotros mismos quienes le transmitimos nuestras inseguridades y nuestros miedos a los más pequeños, y es entonces cuando podemos confundir los términos de cariño y protección. Claro que al principio a nadie le gusta eso de "volar solo" pero es realmente necesario para avanzar, para nutrirse de infinitos conocimientos y para poder retener más experiencias a lo largo de la vida. Por último, resaltar que educar y enseñar son aspectos muy diferentes. Enseñar es transmitir una serie de conocimientos mientras que educar hace referencia a la adquisición de habilidades para desenvolverse en la sociedad y al perfeccionamiento de las facultades humanas.
¿Realmente sabemos diferenciar los adultos dónde está el peligro o no para un niño? ¿Lo que es bueno o malo para que aprendan? Todo aquello que atañe a una educación en libertad no es ni tan bueno ni tan malo como se pinta, es decir, sí es verdad que cumplimos horarios, fechas, plazos a lo largo de nuestra vida, pero son hechos que nos vienen impuestos por la condición de ser humano. Necesitamos unas pautas que nos vayan guiando, pero lo que sí podemos variar son los tiempos en los que vamos consiguiendo nuestros propios logros. Sabemos que ante la necesidad, nuestro sistema se estimula y conseguimos hacer cosas que muchas veces lo veíamos como un imposible (Como en el caso de la historia que nos redacta Miguel Ángel Santos en su artículo, en la que el águila sólo voló ante la necesidad de verse sin donde apoyarse). Desde la posición de un padre es complicado (por miedo, en mi opinión) saber en que momento puden hacer esas cosas consideradas “peligrosas” por miedo a que sus hijos puedan sufrir algún daño; pero siempre que no haya un peligro inminente debería dejárseles que aprendieran ellos mismos de sus errores; y desde la posición de la escuela es más complicado dado que en una clase hay muchos niños para dejarlos improvisar o errar por ellos mismos sin sufrir daños, aunque sí es verdad que como tienen menos atención que en casa se sueltan más y van aprendiendo más rápidamente. Como conclusión a nuestras cuestiones podríamos decir que para poder aprender hay que caer y volver a levantarse las veces que haga falta por uno mismo.
Esta historia da mucho que reflexionar. En primer lugar, debemos educar nuestras conductas, ya que muchas veces, como bien dice Miguel Ángel Santos Guerra, los niños piden que les ayudes a hacerlo solos y "tu" inmediatamente lo haces por ellos. Nos cuesta mucho darnos cuenta de ello y modificarlo. Por otro lado, debemos tener en cuenta que no todos los niños están dispuestos a salir de su vida cómoda para sumergirse en un mundo lleno de esfuerzos e inseguridades. Por ello considero que es fundamental que el niño se sienta seguro y capad,de esta manera podrá tener autonomía personal y poco a poco se irá haciendo responsable e independiente.
Aunque uno de los objetivos de nuestro sistema educativo es la autonomía de los miembros que lo forman, esto no siempre se puede cumplir de forma completa ya que el sistema educativo ya viene definido por una serie de horarios, fines, currículo, métodos de evaluación, etc… que los alumnos no pueden cambiar y a los que tienen que adaptarse si o si. Con esto, se crea una dependencia del alumno hacia los profesores o los padres, quienes tienen una gran tendencia a sobreprotegerlos de todo, asumiendo que al tener más experiencia en la vida harán que los niños y niñas no cometan equivocaciones si ellos pueden evitarlo. Esa actitud es un error por su parte, un error que la mayoría de personas, aún sabiéndolo, lo cometemos. Para que los niños aprendan, no se les debe dar todo hecho, son ellos los que tienen que experimentar, investigar, libres, levantar y caerse solos, porque muchas veces se aprende más de un error que de diez aciertos. Pero en la actualidad, no se les da esa oportunidad. El cuento refleja claramente la realidad, el halcón no vio la necesidad de volar hasta que no le quedó más remedio, hasta que cortaron su rama pero, ¿Por qué esperar?. Pasa igual con los niños, viven bien con las comodidades que su entorno les presenta entonces se acomodan y no tienen ansia de libertad hasta que algún día sus circunstancias cambian y tienen que salir “volando” para crecer, madurar y aprender lo que es la vida. Por eso, no solo necesitamos profesores y padres que potencien la autonomía de los chicos, sino que también necesitamos chicos que luchen y no teman al fracaso, que asuman las responsabilidades como personas independientes y que sean capaces de enfrentarse a la vida.
Este texto publicado por Miguel Ángel Santos Guerra el 2 de marzo del 2013 refleja la problemática de sobreproteger a los niños y privarles de autonomía que termina por crear en el niño inseguridades, excesiva dependencia, poca creatividad e incapacidad para llegar a un cierto nivel de madurez entre otras cosas. Las personas que han sido sobreprotegidas en su infancia pueden llegar a creer en un futuro que equivocarse es algo horrible y esto puede desencadenar en trastornos. El texto refleja como los padres o profesores tienden a caer en el mismo error en el proceso de la enseñanza. La dinámica siempre es la misma, se le enseña al niño a hacer cosas nuevas pero una vez que aprende a hacerlo se le priva de libertad para hacerlo por si sólo y prefieren seguir haciendo las cosas por él, basándose en que ellos lo harán mejor que el niño. Con todo esto, sólo conseguirán que el niño no avance y se quede estancado en su proceso de aprendizaje. Lógicamente los padres quieren lo mejor para sus hijos y desean que estos sean felices, para ello, los padres les evitan sufrimientos innecesarios como abrocharse bien los botones, vestirse solo, comer con una cierta independencia etc y con esto se les priva a los niños de un aprendizaje necesario. La solución, lo que quiere hacernos ver este texto es que los adultos debemos respetar el ritmo de madurez de cada niño y debemos dejarlos actuar de forma autónoma. Debemos dejar que el niño adquiera los hábitos de autonomía esenciales y que poco a poco lleguen a controlar perfectamente su cuerpo y ser capaces de realizar tareas y adoptar hábitos por sí mismos. Dejar al niño libre y que experimente por sí sólo son dos claves muy importantes para fomentar su desarrollo, sin exigirle nada ni presionarle. Con tal de explicarle bien al niño como se realizan las tareas impuestas es más que suficiente. Por último se debería elogiarle para que sepa que lo que está haciendo está bien hecho aunque para nosotros no sea perfecto. Así, el niño cogerá confianza en sí mismo e irá perfeccionándose día a día.
Estoy totalmente de acuerdo con el autor de este texto. Los seres humanos tendemos a sobre-proteger a nuestros más pequeños, ya sean nuestros hijos, nuestros hermanos, primos o nuestros alumnos. Este hecho se debe tanto a un intento de evitar al máximo que el niño sufra algún tipo de daño físico o algún tipo de decepción. No nos damos cuenta de que haciendo esto lo que realmente estamos evitando es la posibilidad de que surja algún tipo de error, y es precisamente en el error donde reside uno de los mejores métodos de aprendizaje. Debemos olvidarnos de la concepción del error como un fracaso, como una derrota; y cambiarla por la consideración del error como la posibilidad de aprender, de corregirse y crecer. Nuestra tarea como docentes consistirá en ser guías del aprendizaje de los más pequeños. Nuestro objetivo deberá ser que consigan aprender a aprender, ya que esto les hará personas competentes e independientes, lo que supondrá que serán buenos estudiantes y a su vez buenos profesionales que sepan adaptarse a las nuevas situaciones laborales que se le presenten(hecho totalmente necesario debido a la era de grandes innovaciones y cambios tecnológicos en la que vivimos). Como docentes nosotros debemos presentarles problemas, primero sencillos y de la vida cotidiana, a los que se enfrentarán en múltiples ocasiones y conforme los vayan resolviendo debemos aumentar la complejidad de dichos problemas. Estaremos despertando así en ellos la necesidad de buscar soluciones a problemas que se le presenten tanto en su vida laboral como personal. Creando así personas autónomas, que piensen y actúen por si mismos, sin la necesidad de tener a alguien que "los proteja bajo sus alas". Pero, por supuesto, no nos debemos olvidar de que, como guías de este aprendizaje, debemos corregir las conductas erróneas e intentar guiar a los niños en la búsqueda de soluciones para evitar que éstos se desesperen al no encontrar la solución a la cuestión o problema planteado. En resumen, no se trata de una no intervención, si no de una intervención sólo cuando sea necesaria. Y una estimulación para que los niños sientan la necesidad de actuar por sí mismos.
A mi modo de ver, este relato, es el reflejo del día a día de cualquier profesor o familia. Como norma general, hoy en día se tiende a una gran sobreprotección y eso ocurre cada vez más. A los niños se les da todo hecho y realmente lo que ellos quieren es aprender y realizar las tareas ellos mismos. O de otro modo, haciendo referencia al texto, lo que ese hace es lo que es más cómodo para el adulto. En una ocasión, hace tiempo, una compañera me había comentado, que le parecía una tontería, la rutina de la mañana de los niños de infantil al llegar al aula: quitarse el abrigo, dejar la mochila, ponerse el mandilón, abrocharlo. En un inicio es una labor que necesita mucho tiempo, y por ello resulta más cómodo, quitarle tú mismo el abrigo y ponerle el mandilón. Pero realmente, de ese modo el niño no avanza, esta simple rutina le ayuda a tener un hábito, una responsabilidad, desarrollar su motricidad fina con los botones y vistiéndose el mismo… Otro caso fue ver a un niño de 14 años que en casa todavía le troceaban la comida. Con todo esto me refiero a que en cualquier campo, por mucho que cueste, siempre es mejor que el niño haga el sólo las tareas para poder aprender a hacerlas. Si sólo ve como se atan los cordones, no sabrá atárselos, lo que debe hacer es practicar hasta que sepa hacerlo. Estas pequeñas cosas le ayudarán a ser más autónomo, estar más seguro de sí mismo, por lo tanto, más feliz. En fin, todo un sinfín de beneficios, para el niño en contra de darle todo hecho para la comodidad del adulto.
Este comentario sería de aplicación básica y obligatoria en la escuela. Ya que es fundamental que el alumnado aprenda y lo haga vivenciando por si mismo. Equivocándose, pero aprendiendo de sus propios errores, y buscando soluciones cuándo se encuentra con problemas. El papel del maestro es el de guiar este proceso, el de favorecer estas situaciones y también el de ayudar cuando sea necesario. Esta es la forma más adecuada de favorecer un aprendizaje significativo. El alumnado en el momento en el que es capaz de hacer cosas por sí mismo, que ha descubierto mediante este proceso, lss integra y no las vuelve a olvidar.
También es cierto que muchas veces tratamos de sobreproteger a nuestros alumnos, pero sobre todo en el caso de tener hijos. Es ahí donde hay que pensar un poco más con la cabeza que con el corazón, a parte teniendo claro que es por el propio bien de la criatura.
El problema en la situacón actual de nuestro sistema educativo es que está todo muy mecanizado y muy estipulado. Además si no cumples con ello recibes presión por no cumplir con los objetivos...
Si de verdad seguimos avanzando en este sentido crearemos a adultos que no sean autónomos, y que no piensen por sí mismos. Y ese precisamente, en el campo educativo, es el camino a no seguir. Por lo tanto no puedo estar más de acuerdo con el autor de este post; debemos abandonar esta posición pasiva y actuar, el trabajo seguro que vale la pena.
Leyendo este artículo simplemente corroboro mi total acuerdo con el significado del mismo, aunque con matices... Efectivamente, como maestra, estoy convencida de que debemos dejar que los alumnos sean autónomos, que descubran las cosas por sí mismos, que sean capaces de pensar y de realizarse como personas independientes. Lamentablemente...creo que esa autonomía empieza en sus casas y muchas veces observo que los padres los privan de esta autonomía...no los dejan vestirse, ducharse, llevar su ropa al cesto de la colada, preparar su mochila o simplemente colaborar en tareas sencillas de la casa...Y claro...luego en clase pretendemos que los niños sean capaces de sacarse la cazadora sin problemas, atarse los cordones o saber si tienen la agenda en la mochila..."no lo sé profe, la que mira eso es mi madre..." -responden-. Afortunadamente existen algunos padres concienciados en la tarea de educar dejando descubrir, dejando pensar...y compruebas que hacen partícipes a los niños de cada tarea, y observas como son capaces hasta de poner el nombre en los lápices o gomas haciendo dibujos personalizados en las pegatinas, aprenden, usan la imaginación y realizan una tarea al mismo tiempo...Pero esto, aunque es autonomía en sí...es sólo una parte de la palabra global...Debemos dejar que los niños aprendan de otra manera, que piensen por si mismos...como en el caso del halcón...¿debemos ponerlos en una situación en la que necesiten pensar como pueden hacer las cosas para aprender a hacerlas sin marcarles el camino? Estoy segura de que sí...pero no es fácil...El artículo se queja de que hay un currículum marcado, un tutor marcado...¿os imaginais como sería si no hubiera unas "normas" básicas? Algo tiene que venir marcado...tenemos que partir de un algo...y quizá el fallo esté en que somos cuadriculados...y tenemos la misma forma de trabajar casi todos...ceñidos a la ley...y a "lo que se nos marca"...pero quizá deberíamos hacerlo conociendo uno por uno a los niños y adaptando nuestros métodos a cada uno...de una forma mas real. El caso es que todo esto es una utopía...teniendo en cuenta la ratio a la que está sometido el profesorado... No se puede ofrecer enseñanza individualizada con 30 niños por aula... Tenemos mucho que mejorar...pero creo que muchas veces hacemos lo que hacemos porque estamos sometidos a unas normas que no siempre permiten hacer lo que quisiéramos. Como todo en esta vida...seguro que cada uno hace todo lo que puede en su aula, porque lo llevas en la sangre, es tu vocación y disfrutas con tu trabajo diario...pero tenemos mucho que mejorar y aprender y lo hacemos día a día, utilizando muchas veces a los alumnos como ensayo-error y viendo lo que funciona con cada uno... Es que educar es una responsabilidad muy grande que te exige mejorar día a día.
La valentia y el inconformismo va directamente relacionado con los cambios o el progreso en todos los sentidos. Nuestro jardinero , pequeño gran personaje de esta historia , nos define esto a la perfeccion. Todos los días nos encontramos situaciones que nos generan inseguridad ya que suponen cierto riesgo o alto riesgo , sobre las consecuencias que ellas conllevaran, pero a todos cuando éramos pequeños nos han regalado un pollito o un gatito u otro animal al que desde su minuto uno de vida le hemos ayudado y satisfecho todas sus necesidades y que esa vinculación tan estrecha se ha ido haciendo menor a medida de su crecimiento ya que el se iba haciendo más independiente y autosuficiente y eso nos pasa a los seres humanos pero en nuestra egoísta esencia preferimos tutelar siempre lo que consideramos como nuestro ya que somos una sociedad tremendamente patriarcal y tutelada, nos supera esa vinculación emocional y sobre todo los que somos latinos ya que es nuestra esencia entra la pasión
Desde el nacimiento se recibe una educación ejercida por la sociedad (grupo de iguales, familia, medios de comunicación) la cual influye en la formación a nivel personal de los más pequeños/as. Todo esto lo aprenden a través de la observación e imitación. Todas las personas consideran que su manera de educar es la más apropiada, puesto que (se supone) que buscan lo mejor para sus hijos. Pero, nadie se hizo la pregunta sobre si es la manera más correcta o no; la solución sería que acudiesen a una escuela de padres, en donde se explique cómo es la evolución y desarrollo, para que así sepan transmitirles de la forma más adecuada sus conocimientos. En las escuelas se educa dentro de un sistema formal, el cual está regulado por el gobierno, lo que cambia cada cuatro años aproximadamente. Lo que provoca que no exista una base firme sobre los valores que se deben transmitir; y el resultado de todo ello es que se están formando unas mentes acríticas sobre los sucesos que ocurren en la sociedad. No siendo tan negativos, he de decir, que con el paso de los años esta situación está cambiando y evolucionando. Cada día que pasa somos más conscientes de que se debe educar, no imponiendo, sino orientando y aportando todos los medios necesarios para que desde la infancia cada individuo se forme a sí mismo según sus capacidades. En mi opinión, en las escuelas infantiles (ya no guarderías, con funciones de cuidado) esto se empieza a llevar a cabo, pero mi pregunta es: ¿todo el trabajo que se está realizando es apoyado por las familias para así lograr el progreso? Yo diría que no, ya que cada vez más vemos como los padres están cuestionando todo la labor educacional que enseñan los/as docentes. Lo ideal, es que entre las escuelas y las familias existiese una grado de cooperación, para que así unidos conozcan con mayor exactitud las características propias de cada uno y así ofrecerles una educación más adaptada y personalizada. En conclusión, si se pusiesen de acuerdo las familias y las escuelas, la educación sería mucho más eficaz, ya que las personas profesionales podrían aportar/explicar unas pautas y en acuerdo con las familias llevarlas a cabo, dando así el nivel de libertad educacional del que habla el texto.
La moraleja del libro de Isha, ¿Por qué caminas si puedes volar?, es lo que los padres realizan constantemente. El padre está pendiente las veinticuatro horas del día de su hijo, y esto hace que el niño no madure, ni sea autónomo. Por eso deberían dejar el niño que explore su entorno por sí mismo. Esto hará que el niño coja confianza en sí mismo. Porque aprenderá de sus propios errores. Los profesores debemos potenciar su autonomía y a la vez que aprenda de los errores que vaya cometiendo a lo largo de su vida. Esto lo fortalecerá su confianza. Por ejemplo el niño tiene que aprender a ponerse la chaqueta o cazadora. El primer día lo hará mal pero estará orgulloso de haberlo intentado. Al segundo día lo intentara otra vez y le saldrá mejor. Y así sucesivamente hasta que lo haga bien. Si un niño no aprende a través de sus errores no tendrá confianza en sí mismo. Y eso es el deber del profesor ayudar o dar las pautas para que el niño llegue a ser lo más autónomo y seguro de sí mismo. Pero la mayoría de los profesores siguen el método antiguo el profesor da la materia ellos atienden y en silencio. Como futuros profesores debemos cambiar este método.
En la sociedad de hoy en día estamos acostumbrados a sobreproteger a nuestros hijos. Esta sobreprotección puede ser dada debido al alto índice de peligros que se dan en la calle, por el nivel económico, el número de hijos... Por esta razón podemos decir que tanto padres como profesores están acostumbrados a darles todo hecho a sus alumnos e hijos, y por lo tanto privarles de su libertad y autonomía propia. Como bien dice el texto, la educación es una tarea muy compleja ya que su finalidad es desarrollar al máximo sus potencialidades, pero si no dejamos que los alumnos actúen, piensen, decidan por sí mismos no podrán ser desarrolladas. En las aulas de hoy en día los alumnos simplemente obedecen órdenes de sus superiores; ejercicios, horarios, normas... y de esta manera ellos no pueden opinar sobre su manera de aprender y formarse. El texto lo que quiere transmitir es que los alumnos no sólo obedezcan las órdenes de sus maestros sino que tengan la libertad de opinión y de aprendizaje para tener mayor libertad y autonomía. Como bien explica el texto con la moraleja del libro: “¿Por qué caminar si puedes volar? “ Facilitar a las personas las ocasiones de decidir y equivocarse por sí mismo da lugar a mayor libertad. Sin embargo nosotros en vez de dejar que los niños se equivoquen los privamos de cometer errores, un grave error nuestro, ya que dicen que “de los errores se aprende”. Por último, el texto menciona la mala costumbre de muchos de los padres de hoy en día de privar a sus hijos de la libertad pensando que aún no aprendieron a ser responsables, pero se están equivocando, ya que si no los dejan ser libres nunca aprenderán a ser responsable y por lo tanto siempre dependerán de alguien. Esto mismo pasa en las aulas, si los profesores no dejan que sus alumnos tengan la libertad de equivocarse y aprender de ese error nunca aprenderá y nunca avanzarán en sus conocimientos. Por esta razón pienso que los profesores no deben mandar en los alumnos sino que deben ayudarles a aprender por sí mismos, sirviendo de guía y de apoyo en su desarrollo.
Laissez faire!!(dejar hacer) es una frase de anteriores años estudiantiles que se me ha venido a la cabeza durante la lectura de este texto. Es desde la acción propia la mejor manera de aprender, hacerlo nosotros mismos, vivenciar el aprendizaje mediante ensayo-error; equivocarse y volver a intentarlo hasta lograr el fin. Entonces…dejemos hacer a nuestros alumnos? Aprender a conocer, aprender a ser, aprender a vivir juntos y aprender a hacer son los considerados cuatro pilares de una educación de calidad. Entre ellos nos encontramos con el tratado en este texto: Aprender a hacer, para mi uno de los más importantes pero sin duda también uno de los más difíciles. Considero que la teoría de, solo se aprende aquello que experimentas la tenemos todos muy presente, sin embargo, la dificultad se halla a la hora de ponerlo en práctica. Cuando nos enfrentamos a la ardua pero a la vez gratificante y satisfactoria tarea de educar a un niño (seamos padres o profesionales de la educación) deberemos tener en cuenta que en pro de un desarrollo integral del educando, el fomento de su autonomía desde las edades más tempranas será uno de los objetivos que guíen nuestra labor. Pero para ser poder ser autónomos, los niños necesitan libertad (necesitan que “cortemos ramas”) que perdamos el miedo a asumir el riesgo que significa el que “vuelen” solos, tal y como el granjero le brinda la oportunidad al halcón. Y en este proceso de búsqueda de autonomía del niño, juega un papel muy importante la relación familia-escuela, agentes que deberán coordinarse evitando el proceso de acomodación (ya que resulta más fácil hacer que precisamente dejar hacer al infante) y el miedo que supone el enseñar a hacer. Debemos potenciar en el niño el desarrollo de habilidades y aptitudes, su capacidad de pensar por sí mismo, aprovechándonos de la gran curiosidad por el mundo que les rodea en estas edades y el dinamismo que les caracteriza. Al mismo tiempo, nunca olvidaremos que cada niño tiene un ritmo de madurez y evolución diferente, el cual deberemos respetar; es decir, puede ser, que algunos “vuelen” con más libertad y por otra parte otros busquen más ayuda en ese proceso de actuación autónoma. Por ello, padres y profesionales, permaneceremos ahí, a su lado, acompañando, guiando en el descubrimiento. Como gratifica su sonrisa y satisfacción cuando consiguen abotonarse el botón del mandilón, cuando son capaces de ordenar sus juguetes, cuando los ves organizando sus pequeñas mochilas en el perchero, cuando cogen el tenedor y comen ellos solos, cuando en el patio investigan nuevas formas de jugar en los toboganes, cuando consiguen realizar el trazo de las letras o te enseñan sonriendo sus obras de arte (dibujos)!! El niño quiere ser partícipe y agente, capaz de construir y gestionar su propio aprendizaje. De ahí la propuesta de actuación por proyectos en la Educación Infantil, que en mi experiencia, poco he podido comprobar en la acción. En este tipo de actuación, fomentamos la autonomía en el aprendizaje, ya que el conocimiento se construye a partir de los intereses y motivaciones que van surgiendo en el aula de Infantil… ¿qué es el arco iris? ¿para qué nos sirve el agua? ¿qué son los murciélagos? ¿para qué sirve nuestro cuerpo? ¿por dónde respiran los árboles?....No hay que obsesionarse con el niño haciéndole lo que no sabe hace sino enseñándole a hacer, aunque lo hagan mal o les lleve más tiempo; hay que tener en cuenta sus propias ideas y aceptarlas; animarlo en sus intentos y no fomentar el miedo al fracaso; alabar sus virtudes y logros; fomentar su independencia en el logro de su autonomía, reduciendo la necesidad y la dependencia del adulto (“cortando ramas”) para formar seres responsables, libres y e independientes. Cristina Pampín Álvarez
Estoy totalmente de acuerdo con la temática de este texto. La educación de hoy en día consiste en sobreproteger a los niños y eso no es nada positivo para ellos. Tenemos que darles más libertad y en mi opinión es bueno enseñar a los niños desde pequeños a ser independientes y a realizar diferentes tareas del hogar por sí mismos. La anécdota de "cortar la rama" explica y simplifica muy bien esta temática, dándonos a entender que debemos "cortar por lo sano" la sobreprotección que tenemos sobre nuestros hijos y ayudarlos a ser independientes. Confundimos el educar con el hacer todo por nuestros hijos cuando eso es negativo para ellos. Debemos educarlos si, pero ayudándolos a hacer las cosas por sí mismos y enseñándole lo justo y necesario para que ellos sean capaces de ser personas autónomas y competentes en un futuro. Firmado: Javier García Casmartiño D.N.I. 44492642-Q
No estoy de acuerdo con varias opiniones o afirmaciones del relato. En mi opinión, hay que diferenciar dos aspectos que aunque a veces actúan unidos, en esta ocasión su papel es totalmente distinto: la familia y la escuela. Como escuela, como maestros que somos o seremos, está claro que debemos generar ocasiones para que el niño pueda pensar, actuar…dejarle libertad para que cometa errores y aprenda de ellos, de motivarles para que actúen de forma independiente. Pero no debemos olvidar que nosotros somos maestros, intentamos formarles, transmitirles valores, conceptos….; estoy de acuerdo con que el curriculum está cerrado, los fines establecidos y la libertad tanto para el maestro como para el alumno es prácticamente nula. Pero somos maestros y, ¿la familia? La familia no tiene un curriculum cerrado, no tiene itinerarios marcados…actúa libremente con su hijo inculcándole aquellos valores y costumbres que consideran adecuados para la educación de sus hijos. En la educación familiar hay sentimientos, valores (no solo del niño sino del su ambiente familiar: padres, abuelos, hermanos…) y otras cosas que como maestros se nos escapan de las manos. Así que, en mi opinión , no podemos pedirle a los padres que actúen “fríamente” y aparten sus preocupaciones, sentimientos e inquietudes para así educar a un hijo más independiente; independencia , que a mi modo de ver deberíamos de analizar, pues no todo son beneficios ,ni tampoco podemos llevar al independencia a todos los ámbitos y situaciones. ¿Cuando el niño sepa cruzar solo dejarlo? ¿Qué inconveniente o aspecto negativo transmitimos si le damos la mano? Confundimos conceptos y queremos aplicar algunos de ellos demasiado rápido. No hay que olvidar que los niños son ¡niños! No podemos tratar a un niño como un adulto porque no lo es, esa etapa ya le tocará vivirla y con ello ya le tocará tomar decisiones, ya asumirá responsabilidades, tendrá su autonomía y todo ello lo hará con una buena educación que no tiene por qué estar basada en “haz las cosas tu solo” , puede ser en “ las hacemos juntos”. En mi pequeña experiencia escolar y como hermana de una niña pequeña, observo que cada vez hay niños más independientes, niños que van solos al colegio, que s evisten solos desde pequeños, que hacen preguntas o responden a ella como si de un adulto se tratara. Es una opinión muy personal pero desde mi punto de vista esos niños están saltando demasiado deprisa a la madurez, a la vida adulta…Como ya he mencionado antes un niño es un niño, ¿por qué tanta insistencia en empujarle hacia la vida adulta? Un niño tiene que tener sus inseguridades, rabietas, mimos y en ocasiones cierta dependencia familiar. Nos olvidamos constantemente de esos aspectos y ello está creando niños mucho más independientes sí, pero nos estamos olvidando de los valores que independientes o no es lo esencial si queremos formar escolar y familiarmente a nuestros hijos. De nada sirve que sean más independientes si luego no saben escuchar a un compañero de alado; de nada sirve que puedan hacer las cosas por ellos mismos si luego son orgullosos y no son capaces de pedir ayuda… Pienso pues, que el papel de la escuela y el de la familia no puede verse de la misma forma y todo aquello de autonomía, independencia…hay que mirar su pros y sus contras y aplicarlos solo en ámbitos y aspectos concretos, no se puede simplificar un concepto tan amplio y complejo como éste. Rocío González Pérez
Este artigo fai unha crítica ó sistema educativo actual. No mesmo, exponse que na escola os discentes teñen moi poucas posibilidades de decisión e de responsabilidade dentro do proceso educativo. Os docentes, tal e como nos di o documento, danlle ós alumnos/as todo pensado, todo decidido e todo feito, polo que non hai marxe para a toma de decisión por parte do alumno/a dentro do seu proceso educativo. Este sistema promove a aprendizaxe por recepción, onde se lle presenta ó alumno/a o contido na súa forma final, ademais de ser tamén unha aprendizaxe memorística e repetitiva. Segundo a miña opinión deberiamos modificar este tipo de ensino que se ven aplicando dende hai décadas, e decidirnos a fomentar a aprendizaxe por descubrimento, tendo en conta que isto non significa que o alumnado aprenda todo pola súa conta, senón que o educador lle facilita o proceso de aprender pero sempre facendo partícipe ó discente. Así mesmo, ademais da aprendizaxe por descubrimento tamén se debería fomentar desde a escola a aprendizaxe significativa, dándolle a posibilidade ós alumnos/as integrar os novos coñecementos cos coñecementos preexistentes, e todo isto tendo en conta que o educando debe ser o eixe central do proceso de aprendizaxe , ofrecéndolle a posibilidade de que aprenda facendo. Outro aspecto ó que se fai referencia no texto é que cada vez se retrasa máis que o discente asuma responsabilidades. Opino que os profesionais do ámbito educativo somos quen de iniciar no alumnado o sentido da responsabilidade, así como tamén deberiamos procurar que os nosos discentes sexan críticos coa información que lle chega do medio e fomentar a confianza en si mesmos para que sexan os protagonistas da súa aprendizaxe.
El principal mensaje que quiere transmitir el artículo es la importancia del papel del docente como guía, conduciendo y orientando a sus alumnos, y velando por su desarrollo. Con el cuento de El halcón del rey, ampara la idea de que un alumno obtiene un conocimiento y un desarrollo mayor cuando es él mismo el responsable de realizar sus tareas e intentar solucionar los pequeños problemas que se le representan día a día, tan simples como puede ser atarse los cordones o abrocharse correctamente el abrigo para salir a la calle en invierno, no solo aprendiendo así de lo que les enseñan y de lo que hacen, sino también de los propios errores que pueden tener, dando lugar a un asimilación mayor de su propia autonomía. Un niño que poco a poco se va defendiendo en el agua, pero al cual sus padres o profesores nunca le quieren quitar los manguitos aunque esté en un lugar seguro, va perdiendo la posibilidad de experimentar y descubrir cómo se hacen las cosas por sus propios medios. Se cree que se le está ayudando y favoreciendo, cuando en realidad se le está privando de la capacidad de tomar decisiones propias. Quizás, si se le quitaran los manguitos, al niño le dificultaríamos su cometido al principio, pero a largo plazo estaría adquiriendo una capacidad de decisión y una autonomía permanentes. Algo aparentemente tan simple como esto, es transcendental en el ámbito educativo. No se trata de dejar a los niños crecer por su cuenta y proceder como ellos deseen, sino de darles la oportunidad de que no pierdan su magia y su curiosidad, que se les ilumine los ojos cada vez que sean capaz de hacer algo por ellos solos, y de conseguir que no lloren o se enojen cuando se equivoquen, sino estar ahí para enseñarles que, de los errores, también se aprende.
Interesante artículo para reflexionar sobre la educación que damos a nuestros niños. Esos niños que serán nuestro futuro. Estando de acuerdo con el planteamiento que el autor hace, también me pregunto, ¿hasta qué punto está preparada nuestra sociedad, nuestra escuela,... para llevar a cabo lo que se plantea? ¿Se puede hacer aplicar esa metodología en aulas con 25 alumnos por profesor? ¿Nuestros horarios laborales nos permiten dedicar todo el tiempo que precisan nuestros hijos? ¿Realmente vivimos en una sociedad que potencie la libertad, la creatividad,...o sin darnos cuenta nos educan en el "no pienses, compra"? A pesar de todo creo que todos debemos intentar potenciar ese "halcón" que hay en todos nuestros alumnos/hijos. No por difícil debemos conformarnos y renunciar a ese ideal. Pero tampoco debemos dejar de ser conscientes de la realidad.
La finalidad de la educación es que nuestro alumnado adquiera conocimientos y que a la vez sea capaz de ponerlos en práctica.
Muchas veces podemos sabernos la teoría de algo sin saber ponerla en práctica. ¿De qué nos sirve?
De qué sirve enseñarles los pasos de cómo atarse los cordones si después no lo ponen en práctica y somos nosotros o sus padres quien se los tiene que atar. Se pueden poner más ejemplos, como peinarse, vestirse y desvestirse, a comer solos, lavarse los dientes…
Estoy poniendo solo ejemplos de la vida diaria pero hay muchos más, si le enseñamos a leer y después le tenemos que leer nosotros el cuento cuando se va a cama, si le enseñamos a escribir pero cuando escribe a los Reyes Magos o al Papa Noel somos nosotros los que pasamos la carta a limpio…
¿Qué quiero decir con todo esto? Soy de los que piensa que para aprender hay que equivocarse (no siempre), y estando apoyado en la rama o haciéndole las cosas a los niños, no dejamos que estos adquieran una autonomía personal que les ayude a pensar en el porqué de las cosas. Si se equivocan que piensen en lo que han hecho mal, y si lo hacen bien también tienen que pensar el porqué.
Creo que la autonomía en los alumnos es fundamental para un desarrollo integral de estos, a más autonomía más iniciativa propia van a tener nuestros alumnos, esto a su vez les permitirá pensar por sí mismos y por lo tanto a aprender, que el final la educación es de lo que se trata, de aprender.
51 comentarios:
Interesante moraleja para cualquier profesor, ya sea un maestro experimentado o inexesperto. Los educadores tienden a caer en el error de estar siempre presente cuando los alumnos realizan cualquier acción, intentando ayudarles, pero es necesario que los niños aprendan por sí solos a hacer las actividades de aula, como puede ser: lavarse los dientes, atarse los cordones, abrocharse un botón etc...
Las experiencias propias son las que permiten que los alumnos aprendan, no solo tienen que ver como se hacen las cosas sino que es preciso que las realicen ellos solos, sin necesitad de ayuda alguna. De este modo llegamos a la conclusión de que el maestro es un "guía" alguien que debe servir de modelo a la hora de actuar y de hablar dando un buen ejemplo de conducta a sus discípulos y observándolos desde cerca. Los niños y niñas lo imitarán y por ello, el maestro, debe comportarse de una forma adecuada en todo momento, resolviendo los conflictos que puedan surgir en el aula de una forma pacífica y activa.
Es preciso destacar que la observación de las actitudes de los niños es algo sumamente útil ya que ayudará a descubrir problemas o dificultades de aprendizaje o simplemente aficiones que no conocíamos. De este modo nos damos cuenta de que cada niño es un mundo y precisa una serie de atenciones distintas.
Por otro lado es imprescindible que el maestro muestre interés hacia sus alumnos cuando estos hablan dentro o fuera del aula. La atención y el interés harán que el niño se sienta seguro de sí mismo y capaz de afrontar cualquier problema o difícil situación sin la necesidad de ningún apoyo.
El mensaje transmitido por el cuento refleja una gran verdad que se da en el ámbito de la educación y de la que nosotros somos testigos. La mayoría de las veces los educadores prefieren anticiparse a las acciones de los niños y decidir por ellos; pues las tareas se terminan antes y las probabilidades de que haya equivocaciones o que los pequeños se hagan daño son prácticamente nulas.
Pero tenemos que pensar que de los errores también se aprende, que siempre debe haber una primera experiencia de la que aprender y sacar nuevas conclusiones. No podemos darles a los niños todo hecho, protegiéndolos y aislándolos en una especie de burbuja de las difíciles decisiones y los posibles conflictos que se les pueden presentar en un futuro. Sólo los prepararemos para ese futuro si les damos nuestro voto de confianza para que tomen sus propias decisiones y realicen cosas ellos solos. De esta forma los niños tendrán la oportunidad de experimentar por ellos mismos, de fallar o de acertar; su aprendizaje se irá construyendo a partir de sus propias experiencias. Porque nosotros para llegar a ser independientes y autónomos también hemos necesitado pequeños votos de confianza y que nuestras opiniones fuesen valoradas y respectadas. Hemos tenido también fallos; y nuevas oportunidades para rectificar.
Además no debemos olvidar que una mayor autonomía en el niño favorece su buena autoestima, es decir, que se sienta útil, capaz y valioso. Para fomentar todo esto desde un principio, los educadores deben dejar que los niños aprendan a ser autónomos a la hora de desarrollar pequeñas actividades diarias (colocar, recoger, poner la mesa…), ya sea en casa, en la guardería o en el colegio.
La educación, como bien dice el texto, pretende que el individuo alcance su mayor desarrollo en todos los aspectos de su personalidad a lo largo de toda su vida. En otras palabras, la educación busca el desarrollo integral de las personas.
El problema es que, en la gran mayoría de situaciones, el sistema educativo no responde a la finalidad que ha creado. Para formar personas de manera integral, teniendo en cuenta todas sus capacidades, será necesario formar personas autónomas, personas con capacidad crítica, personas que tengan la posibilidad de decidir, de tomar riesgos. ¿Hace esto el sistema? ¿Hacemos esto la gran mayoría de docentes? ¿Por qué?
Voy a dejar las dos primeras preguntas sin responder porque considero que es algo que todos debemos plantearnos de forma individual, aunque sí voy a intentar contestar a la última.
En cuanto al sistema, es mejor que las personas no decidan, así siempre se puede ejercer control sobre ellas. En cuanto a los docentes, quizás sea el miedo, quizás sea la incapacidad para desligarse complemente de la necesidad de proteger al alumnado, quizás sea la obligación de cumplir con una serie de objetivos que a él/ella también le vienen impuestos.
El relato del halcón me ha hecho reflexionar mucho sobre lo que los docentes debemos o no debemos hacer. Siempre intentamos apoyar a nuestros alumnos/as en todos los aspectos de su vida cuando, a veces, sería mejor dejarles volar un poco solos. No se trata de dejarlos acercar a problemas graves, pero un error no será el fin del mundo.
Si el niño es capaz de hacer algo solo, dejemos que lo haga, no intentemos atarlo, no persigamos que siga dependiendo de nosotros para sentirnos mejores. En vez de luchar por mejorar su autonomía, la vamos cortando, la posponemos, esperamos. Debemos empezar a cambiar.
Estoy totalmente de acuerdo con los dos comentarios anteriores. Muchas veces no conocemos del todo a nuestros alumnos/as porque no dejamos que sean ellos mismos. Marcamos tantas normas, tantas cosas que hacer y sólo una manera de hacerlas que ellos no pueden expresarse libremente y demostrar lo que realmente son.
Si queremos que nuestros alumnos aprendan, hemos de dejar que lo hagan, que experimenten, que vivan situaciones nuevas, que descubran cosas por sí mismos, etc. Cometerán errores y aprenderán de ellos, como todos hemos hecho.
También estoy de acuerdo con el segundo comentario cuando dice que “una mayor autonomía aumenta la autoestima”. Si el niño hace cosas, se siente útil. Si ve que el profesor valora lo que hace, sentirá que merece la pena hacerlo.
De todos modos, y como bien expone el autor, el aprendiz también tendrá que estar dispuesto a tomar riesgos, a decidir, etc. De nada vale que el docente empiece a cortar ramas si el alumno/a se agarra con todas sus fuerzas al tronco del árbol para no caer.
En el ámbito educativo como en los propios hogares se tiende a sobreproteger a los niños, bien por miedo, o por sentirnos mejor con nosotros mismos. Esto es un grave error que por desgracia cometemos a menudo porque dándole todo hecho a los niños, lo único que hacemos es crear a personas dependientes y con escasa autonomía.
Lo ideal para crear personas competentes, autónomas e independientes es desde pequeños acostumbrarlos a enfrentarse a los quehaceres de la vida. Cosas tan simples como peinarse, atarse los cordones de los zapatos o incluso cortar la comida con cuchillo y tenedor, son actividades que refuerzan su saber y los hacen competentes día a día.
Debemos enseñar a los niños a hacer las cosas bien y con autonomía, no hacerle todo y que ellos no se enfrenten a lo que es la vida, ya que eso se verá reflejado en él/ella en su vida adulta.
Con este artículo el autor intenta hacernos reflexionar sobre la necesidad, a veces olvidada, de dejar desarrollar todas las potencialidades, la autonomía y la libertad de pensamiento y de acción de los alumnos.
Expone como es necesario plantear diferentes situaciones que impliquen la toma de decisiones por parte de los educandos, y como introducimos a dichas personas en un sistema educativo casi totalmente cerrado, con unas direcciones muy concretas, escaso en optividad y con unos itinerarios ya fijos y marcados.
En su opinión, todo esto impide que enseñemos a pensar a nuestros aprendices, evita que aprendan a ser críticos, autónomos y responsables.
Continua con el relato de una historia que pone de manifiesto el hecho de que, sin nadie que nos empuje y guie hacia el desarrollo, tenderemos a retrasar el momento de autonomía. Es aquí donde el papel de los maestros y la familia juega un gran papel, siendo estos los “que cortan la rama” de la seguridad y dependencia, ayudando a emprender “el vuelo” hacia la libertad.
Termina aludiendo también a la responsabilidad que conlleva el hecho de ser estudiante, y que el éxito de una educación reside en ambos partes.
En mi opinión, coincido totalmente con la idea que trata de transmitirnos Miguel Ángel Santos Guerra, sobre cómo debemos equipar a nuestros alumnos de las herramientas necesarias para poder desarrollar sus capacidades, empezar a pensar por sí mismos, valorar las opciones y tomar la decisión más correcta, o en caso erróneo, recapacitar sobre donde falló y aprender de esta equivocación. Evidentemente cuando trabajamos con niños, esta libertad debe estar totalmente vigilada y supervisada por personas adultas.
Creo que debemos dejar que nuestros alumnos se caigan a veces, para que así aprendan también a levantarse. No darles todo el trabajo hecho, y en definitiva, prepararlos lo mejor posible para su vida.
Este texto muestra uno de los problemas o carencias que sufre la educación tanto la antigua como la actual.
La escuela ya tiene todo elaborado: los horarios, las clases, las materias…y no se puede hacer ningún cambio ni ninguna sugerencia por parte de los alumnos. Ellos están sometidos a todo lo que les obliga la escuela y todo el equipo directivo.
Aunque solo fuera una mínima participación por parte de los alumnos, estos estarían mejor en sus estudios y se sentirían libres y capaces de asumir responsabilidades por ellos mismos.
Por otro lado, tanto los profesores como los padres suelen enseñar conocimientos pero ayudando en todo a los niños y no dejando que ellos hagan cosas solos por miedo a que cometan errores ya que demasiada gente cree que un error es un término horrible. Pero después de lo aprendido el otro año, me di cuenta de que los niños tiene que cometer errores por ellos mismos para que puedan aprender y así podrán sentirse orgullosos de sus trabajos.
Otro punto que aparece en el artículo es la capacidad de un aprendiz a asumir una responsabilidad ya que están acostumbrados desde muy pequeños a tener todo hecho y eso es un problema ya que en un futuro no van a tener esa oportunidad de que los demás les ayuden en todo y tendrán que valerse por ellos mismos.
En definitiva, la educación y por tanto las escuelas tienen que permitir mayor participación y libertad a sus alumnos. Además deberán enseñarles a estar preparados en un futuro y a poder hacer ellos solos todo sin esperar ayuda ninguna.
Hoy en día los niños tardan en ganarse su propia independencia mucho más tiempo del que deberían y esto se debe justamente a la sobreprotección que les damos desde que nacen hasta que creemos que ya pueden ``volar´´ solos. Inconscientemente creamos una burbuja en la que los metemos sin dejarles experimentar por ellos mismos, por miedo a que se manchen, a que se caigan, a que se lastimen o simplemente porque creemos que no son capaces de hacer según qué cosas. En mi opinión los niños pueden hacer muchas más cosas de las que pensamos. Con la creencia de la falsa incapacidad de los niños a la hora de realizar alguna tarea sencilla los estamos haciendo inútiles como bien refleja el texto. Para que un niño alcance su madurez, su independencia, su libertad y su autonomía debemos dejarles un margen para que investiguen, experimenten, prueben y se equivoquen. Sobre todo que se equivoquen.
Salta a la vista que el sistema que utilizamos para formar a los más pequeños no funciona. Un niño con tres, cuatro o cinco años está deseoso por aprender cosas nuevas, todo le interesa y todo lo quiere hacer por el mismo. ¿Por qué se va esfumando esa entrega con los años? A mi parecer el colegio hace que aprender sea algo impuesto, algo aburrido. Como dice la historia del texto, el halcón no echó a volar hasta que el granjero cortó la rama porque estaba seguro en ella y no lo necesitaba. Los niños tampoco necesitaran ``volar´´ si ya los mayores se hacen cargo de cubrir todas sus necesidades. Debemos darles la oportunidad de que se desarrollen como ellos se desarrollan, no como nosotros los adultos pensamos que debe ser. Los ideales y objetivos que tenemos sobre los niños no nos permiten ver como realbmente son y qué es lo que necesitan.
A día de hoy es muy común ver como un profesor o un padre hace las cosas por sus hijos o sus alumnos, esto es debido a que estas personas creen más importante realizar esa tarea rápidamente o eficazmente desde el primer momento que que el propio niño aprenda a realizarla por sí mismo. Está claro que si se hiciera de esta forma veríamos como los niños se equivocan, tropiezan, se caen y lloran pero es la forma correcta para que ellos mismos aprendan a realizar tareas ellos solos y puedan valerse por sí mismos en un futuro.
Los profesores, o futuros profesores en nuestro caso, tenemos que ser unos guías para los niños, que puedan contar con nosotros si encuentran dificultades para hacer las cosas, pero debemos dejarles claro que no las vamos a hacer por ellos, puesto que con eso solo se conseguiría tener a un grupo de personas vagas y acomodadas que siempre querrían que les hicieran todo, y en un futuro se verían obligados a aprenderlo con mayor dificultad dado que nadie va a estar realizando sus tareas toda la vida.
Me parece una gran metáfora la que aparece en esta historia, puesto que enseña que debemos enfrentarnos a retos, deben presentarnos dificultades porque esa es la única manera que tenemos de ir superándonos día a día y traspasar nuestros límites. Del mismo modo debemos presentarles pequeños retos a los niños, que ellos mismos puedan realizar pero que para ello tengan que esforzarse e intentar superarse creyendo en ellos mismos. Para conseguir esto también es importante que los niños vean que pueden conseguirlo, que confiamos en ellos y que con esfuerzo y trabajo pueden conseguir lo que se propongan. Debemos cortar las ramas a los alumnos para que ellos puedan alzar el vuelo poco a poco y así puedan convertirse en personas de provecho y validas por sí mismas en un futuro, ya sea lejano o no.
Este texto nos muestra de manera clara el hecho que retrasa la autonomía en el niño. En esta sociedad los niños son considerados seres inexpertos, dependientes de nosotros… Esta consideración nos lleva a sobre-proteger a los niños, a darle todo hecho, a hacer todo por ellos… Nos olvidamos de que lo que el niño necesita es que les enseñemos el mundo de una manera didáctica, que le facilitemos experiencias propias.
El niño tiene dotes naturales que les motiva a inventar, que le entusiasma a aprender… estos dotes hacen que los niños quieran ser independientes, que no dejen que las personas les ayuden a encontrar la solución a algo… Pero muchas veces nosotros los adultos retrasamos la aparición de esos dotes.
El niño debe adquirir la capacidad de decisión, la libertad de elegir y decir lo que piensa, pero estas capacidades se obtienen una vez que el niño disfruta de una autonomía. La autonomía le permite aprender de sus errores y de esta manera puede ampliar horizontes para crecer en el mundo sin cesar. Aprender haciendo en vital para los niños en edades de preescolar, y no solo para los niños, sino también en la edad adulta. Todo ser humano aprende haciendo lo que quiere aprender.
Los niños son aprendices natos. A los niños no se les puede enseñar, solo pueden aprender por si mismos.
Como bien se refleja en el texto, estamos en una sociedad en la que tendemos a sobreproteger a los niños, tanto padres como maestros. En el ámbito familiar un claro ejemplo es el tema de la comida, muchos padres no dejan que su hijo/a con 4 o 5 años coma solo con su tenedor, sino que le sigue dando la comida, estos padres lo hacen porque creen que así comerá mejor, que así no se ensuciará, para que no le caiga nada, etc. Lo que deberíamos hacer es dejar que los niños experiemente, ¿que importa si se manchan o se les cae un poco de agua? No les pasará nada por esto, sino que irán tomando conciencia de que toda acción requiere un entrenamiento y un esfuerzo para lograrla, pero también sentirán la satisfacción de "hacer cosas de mayores" algo que a los niños les fascina pero que pocas veces les dejamos disfrutar de ello. Como el caso anterior hay muchos más, por ejemplo que los niños se duchen solos, que se laven los dientes, se peinen, se aten los cordones, etc.
Por otro lado en el colegio los maestros y maestras tienden a darles todo practicamente hecho a sus alumnos/as o con unas estrictas pautas a seguir, con esto lo que hacemos es reprimir su imaginación. Debemos confiar y darles oportunidades dejando que expresen sus pensamientos, de este modo lograremos que nuestros alumnos/as desarrollen mentes críticas y creativas y que lo que hagan no sea simplemente obedecer indicaciones.
Claro que debemos acompañar a los niños en estas tareas, no debemos dejarlos solos porque al fin y al cabo son niños, pero no debemos hacerlas por ellos. Aunque nos dé más trabajo limpiar el agua del baño que tiró al ducharse o la comida de la mesa al comer. Pero lo verdaderamente importante es darles oportunidades, dejarles madurar sin reprimir sus acciones, de lo contarrio crearemos niños vagos e incapaces de resolver cualquier problema que se le presente, ya que lo que hagamos con ellos de pequeños repercutirá inevitablemente en su futuro.
Como el autor refleja en el texto, es cierto que hoy en día los niños tardan más en aprender las cosas. Eso es debido a la sobreprotección de los padres y profesores para con los niños, piensan que de ese modo les están ayudando a no cometer errores ni hacerse daño pero se equivocan, de ese modo lo único que consiguen es que los niños sean dependientes y tengan poca autonomía.
Los niños aprenden las cosas haciéndolas por ellos mismos ya que de esa manera se sienten importantes y ponen más ganas de aprender porque ven que se están haciendo mayores e independientes. De esa manera toman decisiones y piensan en como poder hacer las cosas, de este modo los niños serán autónomos y a la larga sabrán enfrentarse a los problemas que se les presenten y no rendirse.
Por ello debemos enseñar a los niños desde pequeños a hacer solos acciones tan simples como peinarse, vestirse, comer solo…
Por todo ello en la escuela cada día se debería dar más autonomía a los niños sobre todo en infantil, ya que a esas edades los niños son como esponjas y si los dejamos explorar a su aire y hacer cosas por ellos mismos y equivocarse y rectificar aprenden muchas más cosas que si los tenemos sentados frente a una pizarra.
Está Claro que a los niños hay que darles un cierto grado de independencia, para que aprendan poco a poco por si solos, pero debemos tener en cuenta que si no nos regimos por unas normas y les damos un exceso de libertad seria todo una caos y no habría manera de enseñarlos. Con esto no quiero decir que tengamos que estar encima de ellos continuamente, ni que hagamos las cosas por ellos o les resolvamos todos sus problemas, de ese modo jamás sabrán enfrentarse a la vida real.
Debemos distinguir entre libertad (facultad que posee todo ser vivo para llevar a cabo una acción de acuerdo a su propia voluntad) y el libertinaje (libertad absoluta) porque esta última lleva inevitablemente al descontrol social.
¿Qué pensaríais si llevarais a vuestros hijos a un colegio donde los fines no están establecidos, el currículo cerrado, la evaluación y los criterios decididos, unas normas dadas, un tutor impuesto, un horario confeccionado, el calendario cerrado, los grupos hechos y el itinerario que van a transmitir marcados? Os puedo decir lo que pienso yo:
Si los fines no están establecidos y el curriculum cerrado es porque no saben lo que le quieren enseñar a los niños; si la evaluación y su criterio no están decididos no podré saber de qué manera están valorando los aprendizajes que adquieren los niños y si lo valoran del mismo modo en los todos los alumnos; en un colegio en el que no hay normas jamás llevaría mis hijos, porque el mundo en el que vivimos se rige por normas, porque creo que muchas de las que le enseñamos en casa son reforzadas en el colegio, como puede ser el respeto a los demás; si los niño no tienen un tutor asignado, ¿A quién me dirijo cuando tenga que tratar un tema relacionado con mi hijo? ¿Al director dl centro? ¿O los niños van a estar sin tutor hasta que los padres decidan quién debe ser? Se supone que el tutor es la persona que más tiempo pasa con los alumnos y a mi entender será el maestro que más los conozca en el transcurso del curso; ahora viene la parte del horario, los niños deben habituarse a tener un horario porque cuando comiencen a trabajar tendrán uno que respetar, al igual que los respetamos el resto ¿O acaso vamos a trabajar a la hora que nos apetezca? Y si no tuvieran horario, ¿Los profesores deberían vivir en el colegio, para dar clases a los alumnos a las horas que a los padres les convenga? El día de mañana espero ejercer de maestra y tener un horario, porque quiero tener tiempo para mí y para mi familia; el calendario escolar no siempre se lleva a rajatabla ya que pueden surgir y surgirán mil imprevistos, pero es una manera de organizarse y de tener claro lo que enseñarle a los niños; respecto a los grupos de clase, imaginad llegar al colegio y que no estuvieran hechos, seria todo un caos.
Hoy en día, los adultos tendemos a sobreproteger a los niños creyendo que estamos haciendo lo mejor para ellos, pero cierto es que no es así. La sobreprotección no hace más que realentizar su desarrollo al negarle la libertad necesaria para desarrollar su autonomía. La mejor forma de aprender es realizando las actividades uno mismo (atarse los cordones, peinarse, comer sin mancharse...), de manera que los adultos debemos contribuir en su aprendizaje dejando que experimente y aprendan de sus propias vivencias.
Otorgarle esta autonomía al aprendiz y retirarle la protección que se le brindaba, obviamente, supone ciertos riesgos para el niño, pero son forman parte del aprendizaje. Se dice que para ganar una guerra, hay que perder mucha batallas; pues esto es igual. El niño puede fracasar en el primer intento, incluso en el segundo, pero si es persistente acabará superándose y aprenderá que rendirse es una opción. Si aprende esto, todas aquellas dificultades que se le presenten a lo largo de su vida las entenderá como un obstáculo y no como un impedimento.
De acuerdo con todo esto y como bien dice Miguel Ángel Santos, el docente tiene como función potenciar la autonomía del niño con el fin de formar personas independientes, críticas y decididas. Así, el profesor es uno de los encargados de "cortar la rama" del educando y empujarlo a actuar po si solo. Eliminar esta sobreprotección perjudicial para el desarrollo del niño no implica que el docente se desentienda al completo del educando, si no que adopta una postura de guía. El docente debe orientar al aprendiz durante su desarrollo, mostrándose cercano y transmitiéndole confianza para que el niño se sienta capacitado y motivado para "volar".
En conclusión, el niño debe gozar de libertad suficiente para aprender haciendo y el profesor debe acompañarlo durante su desarrollo haciéndole ver que está capacitado para valerse por si solo.
En cuanto al texto reflejado anteriormente, cabe decir que, el objetivo principal del autor es hacernos reflexionar acerca de la importancia de la autonomía ya desde una edad temprana y al mismo tiempo plantear un tipo de aprendizaje oportuno.
En primer lugar, centrándome en la cuestión de la autonomía, ésta tendría que ser potenciada tanto desde el ámbito escolar como familiar, sin embargo, ni en uno ni otro entorno se pone en práctica.
A los niños no se les concede el espacio pertinente para desarrollar las tareas de manera independiente, si no que se les conduce constantemente, a pesar de que ellos no hayan pedido ayuda previa, por miedo a su fracaso o al hecho de equivocarse. Ahora bien, ¿no se aprende también de los errores? Yo entiendo que sí, y es más, recuerdo que durante mi estancia en el colegio, los maestros repetían una frase que creo, nunca se me olvidará, y decía así: “no os preocupéis por cometer errores ya que con ellos también se aprende”. Frase con la que no podía estar más de acuerdo.
No obstante, aunque la escuela intente “crear” personas independientes y libres nos lo da todo o casi todo hecho y de este modo no consigue su meta de formar futuros hombres autónomos. Error que también cometen los padres al intentar sobreproteger a sus hijos y realizar las tareas en su lugar.
Por último, hacer referencia al término “aprender haciendo” del que se hace hincapié en el artículo. Considero que es uno de los mejores tipos de aprendizaje que nos podemos encontrar, pues, a través de él, es el propio alumno quién experimenta esos conocimientos en primera persona sin necesidad de terceros.
Bajo mi punto de vista es el docente el que debería impulsar la autonomía e iniciativa del discente. Además de aplicar el “aprender haciendo” para que los saberes persistan más en el tiempo.
Muchas veces los docentes y el entorno familiar que rodea al niño tendemos a caer en el error de anticiparnos a las acciones que pretende ejecutar por si sólo el niño y al final acabamos nosotros realizando las acciones impidiendo que ellos las ejecuten. Esto influye de manera negativa al desarrollo del niño, ya que les impedimos que experimenten y aprendan por si solos a realizar acciones tan cotidianas como comer solos, a abrocharse los botones, o atarse los cordones de los zapatos. El hecho de que nos anticipemos antes de que ellos vayan a realizar la acción se debe a una sobreprotección que en cierta manera influye a que el desarrollo integral se desarrolle más tarde. Con esta sobreprotección impedimos que se desarrolle en ellos el objetivo que todo padre quiere para su hijo que es se convierta en una persona independiente que logre autogestionarse y autoabastecerse en un futuro, es decir, que se desarrolle plenamente. Para lograr estos objetivos es desde una temprana edad crear rutinas de autonomía y pequeñas responsabilidades que puedan asumir. Es importante para desarrollar esta autonomía es no sobreprotegerlos, ya que mediante el desarrollo de estas rutinas les iremos atribuyendo una muy buena imagen de ellos mismos y seguridad para que ante las adversidades que se puedan encontrar sepan sobrepasarlas sin ninguna dificultad. Con esto también contribuimos a los niños vayan formando sus propios pensamientos y su personalidad. Mediante estas rutinas o hábitos estamos enseñándoles a tomar sus propias decisiones. Al mismo también es importante no exigirles más de la cuenta, ya que dependiendo de la edad del niño será capaz de realizar unas tareas u otras y así evitaremos que se frustren ante una tarea que no sean capaces de realizar. Así mismo, al realizar las tareas por ellos mismos se hacen conscientes y aprenden las consecuencias de sus actos, es decir, los educamos en responsabilidad. Sin duda, es lo que interpreto después de la lectura de este texto. Otra idea clave del texto es que el docente será un guía y su papel fundamentalmente consistirá en fomentar y ayudar al niño a desenvolver las diferentes habilidades o destrezas que le faciliten el proceso de racionamiento. Asimismo, orientará al niño ofreciéndole un abanico de posibles estrategias con el fin de que el alumno adopte aquella que obtenga una mayor eficacia. Con esto conseguiremos que el alumno sean el principal protagonista en la construcción de su propio pensamiento mediante la exploración y el razonamiento. En conclusión, que realizando por ellos mismos las tareas y de los errores que cometan van aprendiendo.
Hoy en día los padres y profesores tienden a sobreproteger a sus hijos o alumnos, sin dejar que los niños puedan crear sus propias experiencias. De este modo, los más pequeños se acomodan a que los más mayores hagan todo por ellos y retrasan en gran medida su autonomía.
Nosotros como profesores debemos conseguir que los niños alcancen un pensamiento crítico. Para ello, deben aprender haciendo, ya que los llevará a investigar nuevas cosas, esto a su vez a cometer errores, pero esa será la mejor forma de aprender por ellos mismos. Los niños estarán motivados al ver que ellos solos pueden resolver problemas que se le presente en cualquier ámbito.
Muchas veces somos los más mayores los que tenemos miedo a su fracaso, sin antes darles la oportunidad de descubrir.
Todos los niños deben descubrir sus facultades, y nosotros debemos potenciarlas, ya que cada niño tiene facultades distintas y todas ellas válidas.
Conseguir la independencia y la libertad es un proceso que empieza cuando naces, y debemos tenerlo muy presente en la etapa de infantil.
Como bien se refleja en el texto acostumbramos a sobreproteger a los niños, ya no sólo en sus hogares sino también en las escuelas. Incurrimos en un grave error ya que si desde estas edades tempranas decidimos por ellos, les damos absolutamente todo hecho y no los dejamos actuar libremente, en un futuro no serán capaces de desenvolverse de forma autónoma e individual. Debemos dejar que los niños se atrevan a realizar sus actividades y mantenernos, dentro de lo posible, al margen. Nosotros, los profesores, debemos tener presente que somos una especie de “guía” que debe ayudar al niño cuando éste lo necesite realmente. Vivimos en una sociedad en la que por nada del mundo queremos que nuestros alumnos e hijos caigan, por ello les damos todo hecho. No somos conscientes de que así lo que estamos consiguiendo es que, efectivamente, no tengan problemas en el presente, pero sí en el futuro. Como bien dice el texto, una vez que sean capaces de realizar una tarea debemos dejar que la hagan de forma autónoma, para que así se perfeccionen a sí mismos y aprendan de sus errores, ya que es mediante las experiencias propias como mejor se aprende: "Aprender haciendo."
Pero como bien dice el autor es necesario que el aprendiz esté dispuesto a correr riesgos, a que una vez que la rama sea cortada éste se suelte. Como decía Kant en “¿Qué es la Ilustración?”:“sapere aude” entendida como “atrévete a usar tu propia razón”, “atrévete a pesar”.
En definitiva, desde la etapa de Infantil ya debemos preparar a estos pequeños ciudadanos libres capaces de pensar y actuar por sí solos.
Me resulta interesante el mensaje que transmite el texto, ¿Por qué los docentes no dejamos a los niños experimentar por sí solos, y en lugar de hacerlo preferimos dárselo todo hecho? Pues bien, en mi opinión es en gran parte por comodidad, pues para que perder el tiempo explicándoles a los niños cómo hacer las cosas si se las podemos dar hechas. Con esta actitud los docentes estamos cayendo en un gran error, ya que en un determinado momento los niños van a tener que dar el paso hacia la autonomía, paso que será mucho más complicado si los docentes no los “ entrenamos “ antes para ello, y el mejor momento para empezar es desde las aulas de Educación Infantil. Dejemos que los niños caigan y si es preciso que tropiecen dos veces con la misma piedra, pues estaremos contribuyendo al desarrollo de su autonomía, uno de los objetivos fundamentales de Educación Infantil.
En mi opinión, no sólo desde la escuela se debe impulsar la autonomía del niño/a, también debe ser la familia un agente importante en esta acción. Por ello debe existir una gran relación entre familia-escuela, para lograr un mayor éxito en lo que respecta al niño/a.
Para finalizar, me gustaría destacar, pues me parece muy interesante, el procedimiento, que una minoría de profesores, sigue hoy en día, que es partir de los intereses del niño, haciéndole un sujeto activo y haciendo que resuelva las dificultades que van surgiendo a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje, por sí mismos, dándole la oportunidad de equivocarse, formular hipótesis y si es preciso rectificar, siendo ellos mismos los que descubran qué es lo que falla.
La mayor parte de las veces los padres , tutores o personas cercanas a los niños no nos damos cuenta de que estamos haciendo todo por ellos sin dejar que ellos poco a poco vayan aprendiendo. Tenemos la costumbre de hacerles todo nosotros por el simple hecho de que todavía los vemos demasiado pequeños para que ejecuten cierta actividad, y no nos damos cuenta de que es un error muy grave, ya que por miedo al fracaso del niño le hacemos todo sin darle la oportunidad de hacerlo o al menos intentarlo. Este texto nos quiere hacer llegar, que debemos dejar que el niño sea autónomo desde el primer momento que él pueda serlo. Por ejemplo, cuando él pueda coger la cuchara o el tenedor y comer por si solo, debemos dejar que el solo coma, no ser nosotros quien le demos la comida por el simple hecho de que así come mas rápido, o no se mancha. Muchos niños llegan a la adolescencia con muchos miedos, y con mucha inseguridad y la mayoría de las veces los padres no saben de donde proviene, pero solamente hace falta ver la educación que llevaron esos niños anteriormente para llegar a la solución de ese problema, y casi seguro que es porque los padres les han sobreprotegido en demasiados aspectos. Nosotros como profesores debemos dejar que el niño aprenda por si solo, es decir, que aprenda haciendo. Debemos conseguir que poco a poco sean críticos consigo mismos para así poder superarse y lograr todas las metas que se propongan. Centrándome en la escuela, antiguamente era todo muy lineal, es decir, el profesor se limitaba a dictar y los niños a copiar, sin interactuar mas de la cuenta. Actualmente no ha cambiado mucho la verdad, se sigue manteniendo el aula donde el profesor esta sentado en una mesa explicando la teoría mientras que los niños observan el libro, cuando tienen alguna duda levantan la mano y el profesor se la resuelve en la medida de lo posible. El sistema educativo no es del todo correcto según mi punto de vista, ya que deberíamos aprender toda la teoría dada en base a actividades y/o ejercicios, ejemplos, salidas… ya que no vamos aprender leyendo el libro o atendiendo a las explicaciones dadas en clase por el profesor. Hace falta que las clases sean más dinámicas, más interactivas ya desde pequeños. Aunque tengo que destacar que hay un pequeño grupo de profesores que intentar llevar a cabo un proceso de enseñanza- aprendizaje donde el niño por si solo hace, deshace, falla, acierta y demas.
Nosotros, esos seres tan globalizados que creemos ser, nos hemos vuelto tan perezosos, tan cobardes, que hemos aprendido que es más fácil atarle los cordones a un niño que enseñarle a atárselos, porque lo complicado no reside en hacerlo, si no en enseñar a hacerlo. A veces no disponemos de la paciencia suficiente o simplemente preferimos hacerlo nosotros porque con los años hemos ido aprendiendo a hacerlo mejor. Sin embargo, es eso lo que negamos a los niños. Les negamos la capacidad de desarrollar sus cualidades hasta que decidimos cuál es el momento adecuado para que empiecen a valerse por si mismos. Y mientras les negamos su valía vamos creando una autoimagen con la que cargarán el resto de su vida, pensando que no saben hacer esto o lo otro, simplemente porque no les hemos enseñado.
Los acostumbramos, los acomodamos, hacemos del ser humano un ser dependiente cuando la historia nos dice lo contrario.
Pero, ¿Únicamente son los profesores los que niegan a los niños el derecho a hacer por si mismos? ¿O tiene también su parte de culpa la madre que, de ser por ella, le masticaría la comida al niño? ¿Es la sociedad en general la que crea a hombres y mujeres incompetentes? Desfortunadamente, todos colaboramos, alguna vez, en este círculo vicioso, y no porque realmente creamos que las cosas se deban hacer así si no porque nos han enseñado que así se educa a un niño. Así que nosotros, como el buen rebaño que nos han enseñado a ser, hemos ido contribuyendo con esto hasta el día en el que nos hemos cuestionado si de verdad el sistema está educando a personas libres y no a máquinas programadas.
El problema es que no todos los seres humanos han desarrollado la capacidad de cuestionarse valores como la educación y que mientras sigamos "educando" tal y cómo lo estamos haciendo seguiremos igual, introduciendo conceptos en mentes que no han aprendido a pensar por si mismas porque no les hemos dejado hacerlo. Y es que, visto así, desde la ilustración hasta hoy, las cosas no son tan diferentes. Todavía no hemos sido capaces de cortar ramas.
Sapere aude!
Inicialmente he de admitir que el cuento de los dos halcones, aclara muy bien el asunto a comentar .En tan solo una palabra, libertad.
Como dice en la cabecera del texto realmente la educación ya tiene unos fines establecidos previos a la propia educación. Con todo ello bajo mi punto de vista, creo que estamos limitando ya de alguna manera los saberes que serán trasmitidos. Estamos poniendo un inicio y un fin.
Debería flexibilizarse todavía más la labor del docente; siempre y cuando sea una persona que responda, sino, pasaría como con todo, un desastre.
Existen a mayores de esto unos horarios, unas metodologías y unas normas que los discentes han de cumplir; es decir, valga la redundancia, ya estamos poniendo un inicio y un fin.
Parte de culpa la tenemos nosotros por nuestra manera de sobreprotección. Lo hacemos para estar tranquilos, creemos que así estarán más seguros. Sí lo están realmente, pero no los estamos favoreciendo.
Es sencillo leer todo esto y pensar en la libertad que yo personalmente podría darle a una futura clase. Creándole cierta autonomía, haciéndolos pensar y trabajar individual y colectivamente para llegar a una meta, haciéndolos que aprendan de sus propios errores y en resumidas cuentas, que en cada uno de ellos, se produzca un avance autónomo, lo cual les servirá de mucho a lo largo de su vida a mayores de favorecer su autoestima personal.
Poneos en la situación de que ya soy maestros … ¡o padres! Es muy fácil decir que los niños tienen que ir aprendiendo, que tienen que ir haciendo, que tienen que “soltarse”, …
Poneos en la situación de que estos niños están en la etapa de la educación infantil. Que dicen que no es obligatoria pero por la que la gran mayoría pasan; que tenéis en el aula a veinticinco personitas con sus respectivas familias detrás (normalmente extensas, padres, abuelos, algún tío, cuidadores, …) que suelen opinar desde su experiencia. Y que tenéis que presentar una serie de resultados sobre los conocimientos, capacidades y aptitudes que han adquirido esos alumnos a lo largo del curso. Y no sólo a la familia. También al centro (colegio) y a la Administración correspondiente. ¡Uff, toda una responsabilidad!
No me resulta sencillo ni fácil. Ni siquiera pensar en ello.
Lo que tengo que hacer, en este caso, es cambiar mi forma de pensar, de ver las cosas y sobre todo, de hacer las cosas.
Creo que a lo tendremos que acostumbrarnos es a ENSEÑAR A HACER. Ante nuestros pequeños tenemos que actuar de forma coherente; tenemos que ENSEÑARLES A APRENDER y, sobre todo, tenemos que fomentar el SENTIDO DE LA CURIOSIDAD.
Una persona curiosa, con inquietudes, no quiere dejar de aprender, de adquirir conocimientos y de compartirlos.
Tenemos que empezar NOSOTROS, con esta oportunidad de formarnos que tenemos en este momento, a trabajar como nos cuentan en la teoría (y quieren que hagamos en la práctica) para ponerlo, después en marcha en nuestra labor profesional.
Se me olvida comentar la importancia del trabajo COLABORATIVO, que no significa siempre trabajo en grupo. Es la tarea que tengo pendiente. Para ello os invito a ver un capítulo de dibujos animados de los que ven “nuestros niños”. Cada personaje tiene asignada una tarea que hace lo mejor que sabe pero sin la cual el grupo no puede seguir adelante con su misión
http://www.rtve.es/infantil/videos-juegos/#/videos/animales-mecanicos/todos/isla-palomas-repartidoras-mecanicas/1688070/
Buen trabajo
A través de este texto y con la ejemplificación dada por la inclusión de un cuento, reflexionamos cosas que, aunque se saben, muchas veces se convierten en hábitos y ya no les prestamos la atención que se debería.
Con respecto al ámbito escolar, es cierto que la mayoría de los profesores no dejan que el alumnado se exprese y desarrolle las cosas según sus ideas, bien por la comodidad del propio docente; por el miedo a que el niño se equivoque o simplemente porque solo vale o da por correcta su forma de hacer, sin abrirse a nuevas propuestas opiniones. Este es un gran fallo del sistema educativo, ya que el niño debe de hacer las cosas por si mismo desde un primer momento para que puedan cumplirse objetivos tan importantes como el aprender a aprender, el aprender haciendo…
No se debe de tener miedo a que el alumno falle ya que de los errores también se aprende. Al contrario se debe de apoyar al niño para fortalecer su autoestima confiando y haciéndole creer que ya lo hará bien la próxima vez.
Siendo la familia otro de los pilares fundamentales de la educación de los niños, estas también deben de dejarle al niño la libertad necesaria para que se hagan responsables. Esto solo se consigue si se les deja vivir sus propias experiencias, sin aferrarlos a uno, con el pensamiento o sensación de que nunca crecen.
Para finalizar debo decir que aunque la infancia es preciosa, debemos de saber que los niños van creciendo y tienen que vivir de la experiencia, cometiendo más o menos fallos, pero vivir su vida y expresándose según su forma de pensar sin estar condicionados a nada ni por nadie. Dejémosles volar como al halcón de la moraleja, con consejos sí, pero sin ataduras.
Rompamos ya en pleno siglo XXI con lo que en su día citaba George Bernard Shaw: “Libertad significa responsabilidad, por eso le tienen tanto miedo la mayoría de los hombres”
“Si los escucho, lo olvido; Si lo leo, lo comprendo; Si lo veo, lo recuerdo y si lo hago, lo aprendo”
Esta cita puede que refleje el “jugo” del artículo expuesto. La condición humana evoluciona, en todos los sentidos, entre ellos, la misma educación. Pero no siempre ésta ha logrado el puesto de la perfección. La búsqueda del equilibrio es el obstáculo más grande con el que siempre se ha encontrado el ser humano, lo más fácil es siempre ir a los extremos, a la vez, lo más cómodo. Intentar equilibrar dos platos de una balanza resulta más difícil que sostener tan sólo uno. En la educación ha sucedido y sucede lo mismo. De las situaciones más extremas de educar, como sucedió en el pasado donde la violencia, la arrogancia, la prepotencia etc., eran los pilares, estos fracasaron y dieron lugar al otro extremo, el de la permisividad y la comodidad absoluta que caracteriza la sociedad, especialmente la que viven los actuales niños y que el artículo alerta. Sobre todo puede que la sombra de tiempos más difíciles y de escasez forzara a la sociedad de hoy a obtener las cosas de manera mucho más fácil y acceder a las recompensas de manera más accesible y con el mínimo esfuerzo. Esto es el ingrediente explosivo para formar niños y niñas dependientes, hasta en el mismo aprendizaje.
La psicología, especialmente la cognitiva, ha demostrado que cuando el individuo entra en el descubrimiento y acción de una situación, es cuando verdaderamente desarrolla su capacidad intelectual. La estimulación, hace funcionar el cerebro y éste se ve capacitado para superar futuros obstáculos y generalizar sus habilidades en diferentes situaciones.
Metafóricamente es como la cocina, el “tener el plato servido” hace que desconozcamos todo el proceso de culinaria, entre ellos, el más importante ¿cómo se cocina?
Esto supone un serio problema para el desarrollo de habilidades y aptitudes. El niño debe descubrir el origen de todo lo que ve y de todo lo que hace, es decir, encontrar el “cómo”. Da la sensación de que la educación en se importa mas por la cantidad que por la calidad de lo aprendido.
La costumbre de la obtención de las recompensas sin respuestas por parte del sujeto, crea un desaprendizaje, un contracondiioamiento y de esta manera el significado de la educación, dista de esto.
Un relato y un cuento que muestra que no todos y todas han perdido la esperanza con el ser humano. Es difícil hoy en día posicionarse en un lugar de esa rama y ser capaces de cortarla, porque, desgraciadamente, actualmente, esa rama ha sido pegada con el pegamento más fuerte que puede existir en el mercado: el miedo. Ya no sólo el miedo que como docentes podemos sentir, ni el que siente el alumnado ante las nuevas situaciones que suponen un conflicto con su ser, su existencia y su experiencia; no, ese pegamento que viene impuesto desde arriba. ¿Cómo un maestro o maestra cortará esa rama si él y ella misma trae de por sí muchas otras imposiciones y miedos ante el sistema educativo?
Es alentador ver como aún hay gente que confía en las posibilidades de los niños y niñas, y aún más de profesores y profesoras que no sólo cortan la rama, sino que se tiran con ellos y ellas. Si sólo existieran ramas que cortar en un aula, pero, existen otras muchas barreras que impiden que el niño y niña, ya desde estas edades en la Educación Infantil echen alas. Y una de esas barreras es el miedo a ser diferente, a romper esquemas; y a los docentes, no nos queda otra que romperlos. Personalmente, una de las cosas que me llama la atención de los niños y niñas es su capacidad de metáfora, sí, aunque su pensamiento abstracto aún tarde en emerger, y de transportarse a mundos imaginarios y utópicos desde el cuento, por ello me gustaría dejar la siguiente frase en el aire: el molde es al barro lo que la educación al hombre, le da forma; pero para ello, también es necesario que le deje espacio.
Este texto resulta de lo más interesante. Creo que es algo que nos pasa a todas las personas, me refiero a darle todo hecho a los demás. A muchas personas les resulta más difícil dejar que el niño realice sus tareas por sí mismo y que adquiera independecia y autonomía por sí solo que darles todo hecho. Así evitan problemas y están más tranquilos, porque al tenerlo todo controlado se sienten más cómodos. Pero de lo que no se dan cuenta es de que están perjudicando al niño o a esa persona, porque haciendoles todo el trabajo hacemos que ellos se sientan cada vez menos competentes y a todos nos gusta saber hacer las cosas sin ayuda o con la ayuda justa. No debemos vivir con ese miedo de si les pasa algo o no, de si les va a costar y se van a deprimir porque no lo consiguen o demás, lo que tenemos que hacer es apoyarlos y enseñarles pero dejando que sean ellos los que realicen la tarea, porque se aprende haciendo. La teoría es muy importante pero solo si se tiene una buena práctica. Debemos pensar en lo que nos gusta a nosotros desempeñar trabajos o tareas solos de forma autónoma y ponernos en el lugar de los demás, ya que a ellos también les gusta eso. Por eso esto una maestra de infantil tiene que tenerlo muy en cuenta con sus alumnos y también los padres con sus hijos.
Después de leer este cuento, y de analizar las ideas que el autor nos expone en el texto, la principal cuestión a la que quiero hacer referencia es al pequeño avance del modelo educativo a lo largo de los años e incluso en la actualidad. Todos, o prácticamente todos, somos conocedores de la necesidad de que un niño desarrolle su propia autonomía personal desde una edad temprana, que sepa realizar las tareas o actividades por si solo, que los profesores y padres contribuyan en ese aprendizaje como un guía y que se establezca un clima perfecto alrededor del niño (escuela-profesores-compañeros-padres...) para que su educación sea lo más enriquecedora posible, pero la realidad es bien distinta.
Desde la escuela como se dice en el texto, seguimos con modelos preestablecidos. Los niños tienen todo programado ( horarios, clases, compañeros, las unidades didácticas...) y todo lo que sea salirse de ese planing va resultar “extraño” tanto para profesores como para el centro.
Y la familia, que es el otro pilar fundamental en la educación de los niños, en la actualidad decir que tiene un ROL sobreprotegedor es quedarse corto. Desde pequeñitos le damos todo hecho, no dejamos que se levanten por miedo a que se caigan al suelo, y en muchas ocasiones los padres tratan de hacer que sus hijos sean lo que a ellos le gustaría que fuesen, quieren que sean los mejores en todo y si el hijo de la vecina ya sabe leer, escribir...tengo que ayudar a mi hijo para que también sepa leer y escribir, sin dejar que el propio niño avance acorde a su propio desarrollo.
Todos somos conocedores de la necesidad del desarrollo de la autonomía personal y todos queremos que desde edades tempranas nos desarrollemos autonomamente, pero seguimos sin hacer prácticamente nada por llevarlo a cabo.
Es difícil saber hasta que punto los niños necesitan más libertad o menos, cuando están preparados para “volar” solos o cuando todavía necesitan un patrón que seguir, cuando se les puede dejar solos o necesitan a alguien que vaya a su lado.
Sin lugar a dudas como mejor se aprende es en la piel de uno mismo, no puedes experimentar a través de las experiencias de otros, no puedes saber como sabe una naranja si no la pruebas, pero también es cierto que a partir de las experiencias de otros se puede aprender y facilitar que tu propia experiencia sea mejor, a través de otros puedes aprender como pelar una naranja, que se puede tomar en forma de zumo, combinada con otras frutas de sabores similares o simplemente sola, pero ello lo sabes gracias a que alguien te dijo como.
Quizá parto de poca experiencia en este ámbito, tal vez no estuve con demasiados niños, pero lo que tengo visto en las aulas es que ellos realizan las fichas por si solos, que hasta que no la acaban no pasan a la siguiente tarea y que la profesora en ningún momento la acaba por ellos, que los niños son autónomos una vez que saben como tienen que hacer la tarea.
El cuento leido anteriormente tiene una moraleja increible de las cuales somos testigos cada día, desde mi punto de vista se refleja tanto en los padres como los maestros al ver que el infante batalla para realizar alguna tarea o actividad, es verdad que siempre los adultos queremos hacerle la vida mas facil a los niños, DEBEMOS ayudarlos (ENSEÑANDOLES) mas no HACERLES las cosas, ellos deben aprender a realizar diferentes tareas como dice la lectura; atarse las agujetas y siempre siendo constantes e ir practicando cada uno de los movimientos, asi habra aprendizaje empirico. Desde el punto de vista en las aulas como dice en la lectura, tienen a los niños tan rigidos con las clases, los horarios, las aulas, etc. deberia de haber flexibilidad en todos los sentidos para despertar la inteligencia de los niños, las capacidades intelectuales y la creatividad. Tania Alejandra Gomez Morales.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que este texto expresa. Los niños desde muy pequeños tienen la necesidad y quieren realizar las cosas por sí mismos. En cambio, los adultos tendemos a no dejarles hacer, a sobreprotegerlos y creo que ahí es donde reside el fallo. Debemos confiar en las capacidades de los niños y dejarles hacer, aunque nos dé un poco de miedo o pánico cortar esa rama.
Un aspecto que considero relevante es que muchas veces somos nosotros mismos quienes le transmitimos nuestras inseguridades y nuestros miedos a los más pequeños, y es entonces cuando podemos confundir los términos de cariño y protección. Claro que al principio a nadie le gusta eso de "volar solo" pero es realmente necesario para avanzar, para nutrirse de infinitos conocimientos y para poder retener más experiencias a lo largo de la vida.
Por último, resaltar que educar y enseñar son aspectos muy diferentes. Enseñar es transmitir una serie de conocimientos mientras que educar hace referencia a la adquisición de habilidades para desenvolverse en la sociedad y al perfeccionamiento de las facultades humanas.
¿Realmente sabemos diferenciar los adultos dónde está el peligro o no para un niño? ¿Lo que es bueno o malo para que aprendan? Todo aquello que atañe a una educación en libertad no es ni tan bueno ni tan malo como se pinta, es decir, sí es verdad que cumplimos horarios, fechas, plazos a lo largo de nuestra vida, pero son hechos que nos vienen impuestos por la condición de ser humano. Necesitamos unas pautas que nos vayan guiando, pero lo que sí podemos variar son los tiempos en los que vamos consiguiendo nuestros propios logros. Sabemos que ante la necesidad, nuestro sistema se estimula y conseguimos hacer cosas que muchas veces lo veíamos como un imposible (Como en el caso de la historia que nos redacta Miguel Ángel Santos en su artículo, en la que el águila sólo voló ante la necesidad de verse sin donde apoyarse). Desde la posición de un padre es complicado (por miedo, en mi opinión) saber en que momento puden hacer esas cosas consideradas “peligrosas” por miedo a que sus hijos puedan sufrir algún daño; pero siempre que no haya un peligro inminente debería dejárseles que aprendieran ellos mismos de sus errores; y desde la posición de la escuela es más complicado dado que en una clase hay muchos niños para dejarlos improvisar o errar por ellos mismos sin sufrir daños, aunque sí es verdad que como tienen menos atención que en casa se sueltan más y van aprendiendo más rápidamente.
Como conclusión a nuestras cuestiones podríamos decir que para poder aprender hay que caer y volver a levantarse las veces que haga falta por uno mismo.
Esta historia da mucho que reflexionar.
En primer lugar, debemos educar nuestras conductas, ya que muchas veces, como bien dice Miguel Ángel Santos Guerra, los niños piden que les ayudes a hacerlo solos y "tu" inmediatamente lo haces por ellos. Nos cuesta mucho darnos cuenta de ello y modificarlo.
Por otro lado, debemos tener en cuenta que no todos los niños están dispuestos a salir de su vida cómoda para sumergirse en un mundo lleno de esfuerzos e inseguridades. Por ello considero que es fundamental que el niño se sienta seguro y capad,de esta manera podrá tener autonomía personal y poco a poco se irá haciendo responsable e independiente.
Aunque uno de los objetivos de nuestro sistema educativo es la autonomía de los miembros que lo forman, esto no siempre se puede cumplir de forma completa ya que el sistema educativo ya viene definido por una serie de horarios, fines, currículo, métodos de evaluación, etc… que los alumnos no pueden cambiar y a los que tienen que adaptarse si o si. Con esto, se crea una dependencia del alumno hacia los profesores o los padres, quienes tienen una gran tendencia a sobreprotegerlos de todo, asumiendo que al tener más experiencia en la vida harán que los niños y niñas no cometan equivocaciones si ellos pueden evitarlo. Esa actitud es un error por su parte, un error que la mayoría de personas, aún sabiéndolo, lo cometemos. Para que los niños aprendan, no se les debe dar todo hecho, son ellos los que tienen que experimentar, investigar, libres, levantar y caerse solos, porque muchas veces se aprende más de un error que de diez aciertos.
Pero en la actualidad, no se les da esa oportunidad. El cuento refleja claramente la realidad, el halcón no vio la necesidad de volar hasta que no le quedó más remedio, hasta que cortaron su rama pero, ¿Por qué esperar?. Pasa igual con los niños, viven bien con las comodidades que su entorno les presenta entonces se acomodan y no tienen ansia de libertad hasta que algún día sus circunstancias cambian y tienen que salir “volando” para crecer, madurar y aprender lo que es la vida.
Por eso, no solo necesitamos profesores y padres que potencien la autonomía de los chicos, sino que también necesitamos chicos que luchen y no teman al fracaso, que asuman las responsabilidades como personas independientes y que sean capaces de enfrentarse a la vida.
Este texto publicado por Miguel Ángel Santos Guerra el 2 de marzo del 2013 refleja la problemática de sobreproteger a los niños y privarles de autonomía que termina por crear en el niño inseguridades, excesiva dependencia, poca creatividad e incapacidad para llegar a un cierto nivel de madurez entre otras cosas. Las personas que han sido sobreprotegidas en su infancia pueden llegar a creer en un futuro que equivocarse es algo horrible y esto puede desencadenar en trastornos.
El texto refleja como los padres o profesores tienden a caer en el mismo error en el proceso de la enseñanza. La dinámica siempre es la misma, se le enseña al niño a hacer cosas nuevas pero una vez que aprende a hacerlo se le priva de libertad para hacerlo por si sólo y prefieren seguir haciendo las cosas por él, basándose en que ellos lo harán mejor que el niño. Con todo esto, sólo conseguirán que el niño no avance y se quede estancado en su proceso de aprendizaje.
Lógicamente los padres quieren lo mejor para sus hijos y desean que estos sean felices, para ello, los padres les evitan sufrimientos innecesarios como abrocharse bien los botones, vestirse solo, comer con una cierta independencia etc y con esto se les priva a los niños de un aprendizaje necesario.
La solución, lo que quiere hacernos ver este texto es que los adultos debemos respetar el ritmo de madurez de cada niño y debemos dejarlos actuar de forma autónoma. Debemos dejar que el niño adquiera los hábitos de autonomía esenciales y que poco a poco lleguen a controlar perfectamente su cuerpo y ser capaces de realizar tareas y adoptar hábitos por sí mismos. Dejar al niño libre y que experimente por sí sólo son dos claves muy importantes para fomentar su desarrollo, sin exigirle nada ni presionarle.
Con tal de explicarle bien al niño como se realizan las tareas impuestas es más que suficiente. Por último se debería elogiarle para que sepa que lo que está haciendo está bien hecho aunque para nosotros no sea perfecto. Así, el niño cogerá confianza en sí mismo e irá perfeccionándose día a día.
Estoy totalmente de acuerdo con el autor de este texto. Los seres humanos tendemos a sobre-proteger a nuestros más pequeños, ya sean nuestros hijos, nuestros hermanos, primos o nuestros alumnos. Este hecho se debe tanto a un intento de evitar al máximo que el niño sufra algún tipo de daño físico o algún tipo de decepción.
No nos damos cuenta de que haciendo esto lo que realmente estamos evitando es la posibilidad de que surja algún tipo de error, y es precisamente en el error donde reside uno de los mejores métodos de aprendizaje. Debemos olvidarnos de la concepción del error como un fracaso, como una derrota; y cambiarla por la consideración del error como la posibilidad de aprender, de corregirse y crecer.
Nuestra tarea como docentes consistirá en ser guías del aprendizaje de los más pequeños. Nuestro objetivo deberá ser que consigan aprender a aprender, ya que esto les hará personas competentes e independientes, lo que supondrá que serán buenos estudiantes y a su vez buenos profesionales que sepan adaptarse a las nuevas situaciones laborales que se le presenten(hecho totalmente necesario debido a la era de grandes innovaciones y cambios tecnológicos en la que vivimos).
Como docentes nosotros debemos presentarles problemas, primero sencillos y de la vida cotidiana, a los que se enfrentarán en múltiples ocasiones y conforme los vayan resolviendo debemos aumentar la complejidad de dichos problemas. Estaremos despertando así en ellos la necesidad de buscar soluciones a problemas que se le presenten tanto en su vida laboral como personal. Creando así personas autónomas, que piensen y actúen por si mismos, sin la necesidad de tener a alguien que "los proteja bajo sus alas".
Pero, por supuesto, no nos debemos olvidar de que, como guías de este aprendizaje, debemos corregir las conductas erróneas e intentar guiar a los niños en la búsqueda de soluciones para evitar que éstos se desesperen al no encontrar la solución a la cuestión o problema planteado.
En resumen, no se trata de una no intervención, si no de una intervención sólo cuando sea necesaria. Y una estimulación para que los niños sientan la necesidad de actuar por sí mismos.
A mi modo de ver, este relato, es el reflejo del día a día de cualquier profesor o familia. Como norma general, hoy en día se tiende a una gran sobreprotección y eso ocurre cada vez más. A los niños se les da todo hecho y realmente lo que ellos quieren es aprender y realizar las tareas ellos mismos. O de otro modo, haciendo referencia al texto, lo que ese hace es lo que es más cómodo para el adulto.
En una ocasión, hace tiempo, una compañera me había comentado, que le parecía una tontería, la rutina de la mañana de los niños de infantil al llegar al aula: quitarse el abrigo, dejar la mochila, ponerse el mandilón, abrocharlo. En un inicio es una labor que necesita mucho tiempo, y por ello resulta más cómodo, quitarle tú mismo el abrigo y ponerle el mandilón. Pero realmente, de ese modo el niño no avanza, esta simple rutina le ayuda a tener un hábito, una responsabilidad, desarrollar su motricidad fina con los botones y vistiéndose el mismo…
Otro caso fue ver a un niño de 14 años que en casa todavía le troceaban la comida.
Con todo esto me refiero a que en cualquier campo, por mucho que cueste, siempre es mejor que el niño haga el sólo las tareas para poder aprender a hacerlas. Si sólo ve como se atan los cordones, no sabrá atárselos, lo que debe hacer es practicar hasta que sepa hacerlo.
Estas pequeñas cosas le ayudarán a ser más autónomo, estar más seguro de sí mismo, por lo tanto, más feliz. En fin, todo un sinfín de beneficios, para el niño en contra de darle todo hecho para la comodidad del adulto.
Este comentario sería de aplicación básica y obligatoria en la escuela. Ya que es fundamental que el alumnado aprenda y lo haga vivenciando por si mismo. Equivocándose, pero aprendiendo de sus propios errores, y buscando soluciones cuándo se encuentra con problemas. El papel del maestro es el de guiar este proceso, el de favorecer estas situaciones y también el de ayudar cuando sea necesario. Esta es la forma más adecuada de favorecer un aprendizaje significativo. El alumnado en el momento en el que es capaz de hacer cosas por sí mismo, que ha descubierto mediante este proceso, lss integra y no las vuelve a olvidar.
También es cierto que muchas veces tratamos de sobreproteger a nuestros alumnos, pero sobre todo en el caso de tener hijos. Es ahí donde hay que pensar un poco más con la cabeza que con el corazón, a parte teniendo claro que es por el propio bien de la criatura.
El problema en la situacón actual de nuestro sistema educativo es que está todo muy mecanizado y muy estipulado. Además si no cumples con ello recibes presión por no cumplir con los objetivos...
Si de verdad seguimos avanzando en este sentido crearemos a adultos que no sean autónomos, y que no piensen por sí mismos. Y ese precisamente, en el campo educativo, es el camino a no seguir. Por lo tanto no puedo estar más de acuerdo con el autor de este post; debemos abandonar esta posición pasiva y actuar, el trabajo seguro que vale la pena.
Leyendo este artículo simplemente corroboro mi total acuerdo con el significado del mismo, aunque con matices...
Efectivamente, como maestra, estoy convencida de que debemos dejar que los alumnos sean autónomos, que descubran las cosas por sí mismos, que sean capaces de pensar y de realizarse como personas independientes. Lamentablemente...creo que esa autonomía empieza en sus casas y muchas veces observo que los padres los privan de esta autonomía...no los dejan vestirse, ducharse, llevar su ropa al cesto de la colada, preparar su mochila o simplemente colaborar en tareas sencillas de la casa...Y claro...luego en clase pretendemos que los niños sean capaces de sacarse la cazadora sin problemas, atarse los cordones o saber si tienen la agenda en la mochila..."no lo sé profe, la que mira eso es mi madre..." -responden-.
Afortunadamente existen algunos padres concienciados en la tarea de educar dejando descubrir, dejando pensar...y compruebas que hacen partícipes a los niños de cada tarea, y observas como son capaces hasta de poner el nombre en los lápices o gomas haciendo dibujos personalizados en las pegatinas, aprenden, usan la imaginación y realizan una tarea al mismo tiempo...Pero esto, aunque es autonomía en sí...es sólo una parte de la palabra global...Debemos dejar que los niños aprendan de otra manera, que piensen por si mismos...como en el caso del halcón...¿debemos ponerlos en una situación en la que necesiten pensar como pueden hacer las cosas para aprender a hacerlas sin marcarles el camino? Estoy segura de que sí...pero no es fácil...El artículo se queja de que hay un currículum marcado, un tutor marcado...¿os imaginais como sería si no hubiera unas "normas" básicas? Algo tiene que venir marcado...tenemos que partir de un algo...y quizá el fallo esté en que somos cuadriculados...y tenemos la misma forma de trabajar casi todos...ceñidos a la ley...y a "lo que se nos marca"...pero quizá deberíamos hacerlo conociendo uno por uno a los niños y adaptando nuestros métodos a cada uno...de una forma mas real. El caso es que todo esto es una utopía...teniendo en cuenta la ratio a la que está sometido el profesorado...
No se puede ofrecer enseñanza individualizada con 30 niños por aula...
Tenemos mucho que mejorar...pero creo que muchas veces hacemos lo que hacemos porque estamos sometidos a unas normas que no siempre permiten hacer lo que quisiéramos.
Como todo en esta vida...seguro que cada uno hace todo lo que puede en su aula, porque lo llevas en la sangre, es tu vocación y disfrutas con tu trabajo diario...pero tenemos mucho que mejorar y aprender y lo hacemos día a día, utilizando muchas veces a los alumnos como ensayo-error y viendo lo que funciona con cada uno... Es que educar es una responsabilidad muy grande que te exige mejorar día a día.
La valentia y el inconformismo va directamente relacionado con los cambios o el progreso en todos los sentidos. Nuestro jardinero , pequeño gran personaje de esta historia , nos define esto a la perfeccion. Todos los días nos encontramos situaciones que nos generan inseguridad ya que suponen cierto riesgo o alto riesgo , sobre las consecuencias que ellas conllevaran, pero a todos cuando éramos pequeños nos han regalado un pollito o un gatito u otro animal al que desde su minuto uno de vida le hemos ayudado y satisfecho todas sus necesidades y que esa vinculación tan estrecha se ha ido haciendo menor a medida de su crecimiento ya que el se iba haciendo más independiente y autosuficiente y eso nos pasa a los seres humanos pero en nuestra egoísta esencia preferimos tutelar siempre lo que consideramos como nuestro ya que somos una sociedad tremendamente patriarcal y tutelada, nos supera esa vinculación emocional y sobre todo los que somos latinos ya que es nuestra esencia entra la pasión
Desde el nacimiento se recibe una educación ejercida por la sociedad (grupo de iguales, familia, medios de comunicación) la cual influye en la formación a nivel personal de los más pequeños/as. Todo esto lo aprenden a través de la observación e imitación.
Todas las personas consideran que su manera de educar es la más apropiada, puesto que (se supone) que buscan lo mejor para sus hijos. Pero, nadie se hizo la pregunta sobre si es la manera más correcta o no; la solución sería que acudiesen a una escuela de padres, en donde se explique cómo es la evolución y desarrollo, para que así sepan transmitirles de la forma más adecuada sus conocimientos.
En las escuelas se educa dentro de un sistema formal, el cual está regulado por el gobierno, lo que cambia cada cuatro años aproximadamente. Lo que provoca que no exista una base firme sobre los valores que se deben transmitir; y el resultado de todo ello es que se están formando unas mentes acríticas sobre los sucesos que ocurren en la sociedad.
No siendo tan negativos, he de decir, que con el paso de los años esta situación está cambiando y evolucionando. Cada día que pasa somos más conscientes de que se debe educar, no imponiendo, sino orientando y aportando todos los medios necesarios para que desde la infancia cada individuo se forme a sí mismo según sus capacidades.
En mi opinión, en las escuelas infantiles (ya no guarderías, con funciones de cuidado) esto se empieza a llevar a cabo, pero mi pregunta es: ¿todo el trabajo que se está realizando es apoyado por las familias para así lograr el progreso? Yo diría que no, ya que cada vez más vemos como los padres están cuestionando todo la labor educacional que enseñan los/as docentes.
Lo ideal, es que entre las escuelas y las familias existiese una grado de cooperación, para que así unidos conozcan con mayor exactitud las características propias de cada uno y así ofrecerles una educación más adaptada y personalizada.
En conclusión, si se pusiesen de acuerdo las familias y las escuelas, la educación sería mucho más eficaz, ya que las personas profesionales podrían aportar/explicar unas pautas y en acuerdo con las familias llevarlas a cabo, dando así el nivel de libertad educacional del que habla el texto.
La moraleja del libro de Isha, ¿Por qué caminas si puedes volar?, es lo que los padres realizan constantemente. El padre está pendiente las veinticuatro horas del día de su hijo, y esto hace que el niño no madure, ni sea autónomo. Por eso deberían dejar el niño que explore su entorno por sí mismo. Esto hará que el niño coja confianza en sí mismo. Porque aprenderá de sus propios errores. Los profesores debemos potenciar su autonomía y a la vez que aprenda de los errores que vaya cometiendo a lo largo de su vida. Esto lo fortalecerá su confianza. Por ejemplo el niño tiene que aprender a ponerse la chaqueta o cazadora. El primer día lo hará mal pero estará orgulloso de haberlo intentado. Al segundo día lo intentara otra vez y le saldrá mejor. Y así sucesivamente hasta que lo haga bien. Si un niño no aprende a través de sus errores no tendrá confianza en sí mismo. Y eso es el deber del profesor ayudar o dar las pautas para que el niño llegue a ser lo más autónomo y seguro de sí mismo. Pero la mayoría de los profesores siguen el método antiguo el profesor da la materia ellos atienden y en silencio. Como futuros profesores debemos cambiar este método.
En la sociedad de hoy en día estamos acostumbrados a sobreproteger a nuestros hijos. Esta sobreprotección puede ser dada debido al alto índice de peligros que se dan en la calle, por el nivel económico, el número de hijos...
Por esta razón podemos decir que tanto padres como profesores están acostumbrados a darles todo hecho a sus alumnos e hijos, y por lo tanto privarles de su libertad y autonomía propia. Como bien dice el texto, la educación es una tarea muy compleja ya que su finalidad es desarrollar al máximo sus potencialidades, pero si no dejamos que los alumnos actúen, piensen, decidan por sí mismos no podrán ser desarrolladas.
En las aulas de hoy en día los alumnos simplemente obedecen órdenes de sus superiores; ejercicios, horarios, normas... y de esta manera ellos no pueden opinar sobre su manera de aprender y formarse. El texto lo que quiere transmitir es que los alumnos no sólo obedezcan las órdenes de sus maestros sino que tengan la libertad de opinión y de aprendizaje para tener mayor libertad y autonomía. Como bien explica el texto con la moraleja del libro: “¿Por qué caminar si puedes volar? “ Facilitar a las personas las ocasiones de decidir y equivocarse por sí mismo da lugar a mayor libertad. Sin embargo nosotros en vez de dejar que los niños se equivoquen los privamos de cometer errores, un grave error nuestro, ya que dicen que “de los errores se aprende”.
Por último, el texto menciona la mala costumbre de muchos de los padres de hoy en día de privar a sus hijos de la libertad pensando que aún no aprendieron a ser responsables, pero se están equivocando, ya que si no los dejan ser libres nunca aprenderán a ser responsable y por lo tanto siempre dependerán de alguien. Esto mismo pasa en las aulas, si los profesores no dejan que sus alumnos tengan la libertad de equivocarse y aprender de ese error nunca aprenderá y nunca avanzarán en sus conocimientos. Por esta razón pienso que los profesores no deben mandar en los alumnos sino que deben ayudarles a aprender por sí mismos, sirviendo de guía y de apoyo en su desarrollo.
Laissez faire!!(dejar hacer) es una frase de anteriores años estudiantiles que se me ha venido a la cabeza durante la lectura de este texto. Es desde la acción propia la mejor manera de aprender, hacerlo nosotros mismos, vivenciar el aprendizaje mediante ensayo-error; equivocarse y volver a intentarlo hasta lograr el fin. Entonces…dejemos hacer a nuestros alumnos?
Aprender a conocer, aprender a ser, aprender a vivir juntos y aprender a hacer son los considerados cuatro pilares de una educación de calidad. Entre ellos nos encontramos con el tratado en este texto: Aprender a hacer, para mi uno de los más importantes pero sin duda también uno de los más difíciles. Considero que la teoría de, solo se aprende aquello que experimentas la tenemos todos muy presente, sin embargo, la dificultad se halla a la hora de ponerlo en práctica.
Cuando nos enfrentamos a la ardua pero a la vez gratificante y satisfactoria tarea de educar a un niño (seamos padres o profesionales de la educación) deberemos tener en cuenta que en pro de un desarrollo integral del educando, el fomento de su autonomía desde las edades más tempranas será uno de los objetivos que guíen nuestra labor. Pero para ser poder ser autónomos, los niños necesitan libertad (necesitan que “cortemos ramas”) que perdamos el miedo a asumir el riesgo que significa el que “vuelen” solos, tal y como el granjero le brinda la oportunidad al halcón.
Y en este proceso de búsqueda de autonomía del niño, juega un papel muy importante la relación familia-escuela, agentes que deberán coordinarse evitando el proceso de acomodación (ya que resulta más fácil hacer que precisamente dejar hacer al infante) y el miedo que supone el enseñar a hacer. Debemos potenciar en el niño el desarrollo de habilidades y aptitudes, su capacidad de pensar por sí mismo, aprovechándonos de la gran curiosidad por el mundo que les rodea en estas edades y el dinamismo que les caracteriza. Al mismo tiempo, nunca olvidaremos que cada niño tiene un ritmo de madurez y evolución diferente, el cual deberemos respetar; es decir, puede ser, que algunos “vuelen” con más libertad y por otra parte otros busquen más ayuda en ese proceso de actuación autónoma. Por ello, padres y profesionales, permaneceremos ahí, a su lado, acompañando, guiando en el descubrimiento. Como gratifica su sonrisa y satisfacción cuando consiguen abotonarse el botón del mandilón, cuando son capaces de ordenar sus juguetes, cuando los ves organizando sus pequeñas mochilas en el perchero, cuando cogen el tenedor y comen ellos solos, cuando en el patio investigan nuevas formas de jugar en los toboganes, cuando consiguen realizar el trazo de las letras o te enseñan sonriendo sus obras de arte (dibujos)!! El niño quiere ser partícipe y agente, capaz de construir y gestionar su propio aprendizaje.
De ahí la propuesta de actuación por proyectos en la Educación Infantil, que en mi experiencia, poco he podido comprobar en la acción. En este tipo de actuación, fomentamos la autonomía en el aprendizaje, ya que el conocimiento se construye a partir de los intereses y motivaciones que van surgiendo en el aula de Infantil… ¿qué es el arco iris? ¿para qué nos sirve el agua? ¿qué son los murciélagos? ¿para qué sirve nuestro cuerpo? ¿por dónde respiran los árboles?....No hay que obsesionarse con el niño haciéndole lo que no sabe hace sino enseñándole a hacer, aunque lo hagan mal o les lleve más tiempo; hay que tener en cuenta sus propias ideas y aceptarlas; animarlo en sus intentos y no fomentar el miedo al fracaso; alabar sus virtudes y logros; fomentar su independencia en el logro de su autonomía, reduciendo la necesidad y la dependencia del adulto (“cortando ramas”) para formar seres responsables, libres y e independientes.
Cristina Pampín Álvarez
Estoy totalmente de acuerdo con la temática de este texto. La educación de hoy en día consiste en sobreproteger a los niños y eso no es nada positivo para ellos. Tenemos que darles más libertad y en mi opinión es bueno enseñar a los niños desde pequeños a ser independientes y a realizar diferentes tareas del hogar por sí mismos.
La anécdota de "cortar la rama" explica y simplifica muy bien esta temática, dándonos a entender que debemos "cortar por lo sano" la sobreprotección que tenemos sobre nuestros hijos y ayudarlos a ser independientes. Confundimos el educar con el hacer todo por nuestros hijos cuando eso es negativo para ellos. Debemos educarlos si, pero ayudándolos a hacer las cosas por sí mismos y enseñándole lo justo y necesario para que ellos sean capaces de ser personas autónomas y competentes en un futuro.
Firmado: Javier García Casmartiño D.N.I. 44492642-Q
No estoy de acuerdo con varias opiniones o afirmaciones del relato. En mi opinión, hay que diferenciar dos aspectos que aunque a veces actúan unidos, en esta ocasión su papel es totalmente distinto: la familia y la escuela.
Como escuela, como maestros que somos o seremos, está claro que debemos generar ocasiones para que el niño pueda pensar, actuar…dejarle libertad para que cometa errores y aprenda de ellos, de motivarles para que actúen de forma independiente. Pero no debemos olvidar que nosotros somos maestros, intentamos formarles, transmitirles valores, conceptos….; estoy de acuerdo con que el curriculum está cerrado, los fines establecidos y la libertad tanto para el maestro como para el alumno es prácticamente nula.
Pero somos maestros y, ¿la familia? La familia no tiene un curriculum cerrado, no tiene itinerarios marcados…actúa libremente con su hijo inculcándole aquellos valores y costumbres que consideran adecuados para la educación de sus hijos. En la educación familiar hay sentimientos, valores (no solo del niño sino del su ambiente familiar: padres, abuelos, hermanos…) y otras cosas que como maestros se nos escapan de las manos. Así que, en mi opinión , no podemos pedirle a los padres que actúen “fríamente” y aparten sus preocupaciones, sentimientos e inquietudes para así educar a un hijo más independiente; independencia , que a mi modo de ver deberíamos de analizar, pues no todo son beneficios ,ni tampoco podemos llevar al independencia a todos los ámbitos y situaciones.
¿Cuando el niño sepa cruzar solo dejarlo? ¿Qué inconveniente o aspecto negativo transmitimos si le damos la mano?
Confundimos conceptos y queremos aplicar algunos de ellos demasiado rápido. No hay que olvidar que los niños son ¡niños! No podemos tratar a un niño como un adulto porque no lo es, esa etapa ya le tocará vivirla y con ello ya le tocará tomar decisiones, ya asumirá responsabilidades, tendrá su autonomía y todo ello lo hará con una buena educación que no tiene por qué estar basada en “haz las cosas tu solo” , puede ser en “ las hacemos juntos”.
En mi pequeña experiencia escolar y como hermana de una niña pequeña, observo que cada vez hay niños más independientes, niños que van solos al colegio, que s evisten solos desde pequeños, que hacen preguntas o responden a ella como si de un adulto se tratara.
Es una opinión muy personal pero desde mi punto de vista esos niños están saltando demasiado deprisa a la madurez, a la vida adulta…Como ya he mencionado antes un niño es un niño, ¿por qué tanta insistencia en empujarle hacia la vida adulta?
Un niño tiene que tener sus inseguridades, rabietas, mimos y en ocasiones cierta dependencia familiar. Nos olvidamos constantemente de esos aspectos y ello está creando niños mucho más independientes sí, pero nos estamos olvidando de los valores que independientes o no es lo esencial si queremos formar escolar y familiarmente a nuestros hijos. De nada sirve que sean más independientes si luego no saben escuchar a un compañero de alado; de nada sirve que puedan hacer las cosas por ellos mismos si luego son orgullosos y no son capaces de pedir ayuda…
Pienso pues, que el papel de la escuela y el de la familia no puede verse de la misma forma y todo aquello de autonomía, independencia…hay que mirar su pros y sus contras y aplicarlos solo en ámbitos y aspectos concretos, no se puede simplificar un concepto tan amplio y complejo como éste.
Rocío González Pérez
Este artigo fai unha crítica ó sistema educativo actual. No mesmo, exponse que na escola os discentes teñen moi poucas posibilidades de decisión e de responsabilidade dentro do proceso educativo.
Os docentes, tal e como nos di o documento, danlle ós alumnos/as todo pensado, todo decidido e todo feito, polo que non hai marxe para a toma de decisión por parte do alumno/a dentro do seu proceso educativo.
Este sistema promove a aprendizaxe por recepción, onde se lle presenta ó alumno/a o contido na súa forma final, ademais de ser tamén unha aprendizaxe memorística e repetitiva.
Segundo a miña opinión deberiamos modificar este tipo de ensino que se ven aplicando dende hai décadas, e decidirnos a fomentar a aprendizaxe por descubrimento, tendo en conta que isto non significa que o alumnado aprenda todo pola súa conta, senón que o educador lle facilita o proceso de aprender pero sempre facendo partícipe ó discente.
Así mesmo, ademais da aprendizaxe por descubrimento tamén se debería fomentar desde a escola a aprendizaxe significativa, dándolle a posibilidade ós alumnos/as integrar os novos coñecementos cos coñecementos preexistentes, e todo isto tendo en conta que o educando debe ser o eixe central do proceso de aprendizaxe , ofrecéndolle a posibilidade de que aprenda facendo.
Outro aspecto ó que se fai referencia no texto é que cada vez se retrasa máis que o discente asuma responsabilidades.
Opino que os profesionais do ámbito educativo somos quen de iniciar no alumnado o sentido da responsabilidade, así como tamén deberiamos procurar que os nosos discentes sexan críticos coa información que lle chega do medio e fomentar a confianza en si mesmos para que sexan os protagonistas da súa aprendizaxe.
El principal mensaje que quiere transmitir el artículo es la importancia del papel del docente como guía, conduciendo y orientando a sus alumnos, y velando por su desarrollo. Con el cuento de El halcón del rey, ampara la idea de que un alumno obtiene un conocimiento y un desarrollo mayor cuando es él mismo el responsable de realizar sus tareas e intentar solucionar los pequeños problemas que se le representan día a día, tan simples como puede ser atarse los cordones o abrocharse correctamente el abrigo para salir a la calle en invierno, no solo aprendiendo así de lo que les enseñan y de lo que hacen, sino también de los propios errores que pueden tener, dando lugar a un asimilación mayor de su propia autonomía. Un niño que poco a poco se va defendiendo en el agua, pero al cual sus padres o profesores nunca le quieren quitar los manguitos aunque esté en un lugar seguro, va perdiendo la posibilidad de experimentar y descubrir cómo se hacen las cosas por sus propios medios. Se cree que se le está ayudando y favoreciendo, cuando en realidad se le está privando de la capacidad de tomar decisiones propias. Quizás, si se le quitaran los manguitos, al niño le dificultaríamos su cometido al principio, pero a largo plazo estaría adquiriendo una capacidad de decisión y una autonomía permanentes. Algo aparentemente tan simple como esto, es transcendental en el ámbito educativo. No se trata de dejar a los niños crecer por su cuenta y proceder como ellos deseen, sino de darles la oportunidad de que no pierdan su magia y su curiosidad, que se les ilumine los ojos cada vez que sean capaz de hacer algo por ellos solos, y de conseguir que no lloren o se enojen cuando se equivoquen, sino estar ahí para enseñarles que, de los errores, también se aprende.
Sara Freaza Vila
Interesante artículo para reflexionar sobre la educación que damos a nuestros niños. Esos niños que serán nuestro futuro.
Estando de acuerdo con el planteamiento que el autor hace, también me pregunto, ¿hasta qué punto está preparada nuestra sociedad, nuestra escuela,... para llevar a cabo lo que se plantea? ¿Se puede hacer aplicar esa metodología en aulas con 25 alumnos por profesor? ¿Nuestros horarios laborales nos permiten dedicar todo el tiempo que precisan nuestros hijos? ¿Realmente vivimos en una sociedad que potencie la libertad, la creatividad,...o sin darnos cuenta nos educan en el "no pienses, compra"?
A pesar de todo creo que todos debemos intentar potenciar ese "halcón" que hay en todos nuestros alumnos/hijos. No por difícil debemos conformarnos y renunciar a ese ideal. Pero tampoco debemos dejar de ser conscientes de la realidad.
María Jesús Freire Y.
La finalidad de la educación es que nuestro alumnado adquiera conocimientos y que a la vez sea capaz de ponerlos en práctica.
Muchas veces podemos sabernos la teoría de algo sin saber ponerla en práctica. ¿De qué nos sirve?
De qué sirve enseñarles los pasos de cómo atarse los cordones si después no lo ponen en práctica y somos nosotros o sus padres quien se los tiene que atar. Se pueden poner más ejemplos, como peinarse, vestirse y desvestirse, a comer solos, lavarse los dientes…
Estoy poniendo solo ejemplos de la vida diaria pero hay muchos más, si le enseñamos a leer y después le tenemos que leer nosotros el cuento cuando se va a cama, si le enseñamos a escribir pero cuando escribe a los Reyes Magos o al Papa Noel somos nosotros los que pasamos la carta a limpio…
¿Qué quiero decir con todo esto? Soy de los que piensa que para aprender hay que equivocarse (no siempre), y estando apoyado en la rama o haciéndole las cosas a los niños, no dejamos que estos adquieran una autonomía personal que les ayude a pensar en el porqué de las cosas. Si se equivocan que piensen en lo que han hecho mal, y si lo hacen bien también tienen que pensar el porqué.
Creo que la autonomía en los alumnos es fundamental para un desarrollo integral de estos, a más autonomía más iniciativa propia van a tener nuestros alumnos, esto a su vez les permitirá pensar por sí mismos y por lo tanto a aprender, que el final la educación es de lo que se trata, de aprender.
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